El comentario se repite un día sí y otro también desde que se empezaron a multiplicar los casos de corrupción, nepotismo y tráfico de influencias que ya distinguen a la 4T: ¿qué clase de bolivarianos son esos? Mi respuesta sería: unos bolivarianos impecables, congruentes.

Me explico. En efecto, hay un doble discurso, una palpable hipocresía, en promover la igualdad y cantar las loas del Estado todopoderoso, del que por otra parte cobras a manos llenas, mientras amasas fortunas en un sistema capitalista o, más bien, parasitando a tu beneficio un sistema capitalista que pretendes destruir. Pero es que esa, justamente, es la esencia del –usemos el término en un sentido amplio– socialismo radical en América Latina: un mecanismo de saqueo inmejorable, porque se hace desde la concentración y perpetuación del poder, por un lado, y por el otro con fundamento en el chantaje supremo: luchamos por la igualdad y por desterrar la pobreza.

Desde luego, el resultado es siempre el contrario. Cuba, próspera aunque sin duda desigual antes del triunfo de Fidel Castro, se convirtió, completa, en propiedad del comandante, que desmanteló también por completo la economía y el aparato productivo, cuyas ruinas, hoy, están en manos de los familiares que lo sobreviven y algunos miembros de la cúpula militar. De Venezuela ni hablar: Hugo Chávez dispuso a su antojo de cada dólar producido por el petróleo –una barbaridad de dinero–, expropió caprichosamente hasta las macetas, puso todas las expropiaciones en manos de su entourage y los militares, que se hincharon ilegalmente de dinero antes de quebrarlas, y murió antes de ver culminado su desastre. Dejó en herencia una narco dictadura, que hace ver al priismo como un modelo de honestidad, y un país miserable. No hablemos de Nicaragua, un país siempre pobre que lo es más ahora, cuando le pertenece por completo a Daniel Ortega y a su esposa, tiranos sin disimulos, o de Argentina, donde los Kirchner elevaron la corrupción a la categoría de las bellas artes.

En otras palabras, cuando sorprendan a los de la línea dura de la 4T dándole chamba a la parentela, o acumulando casas, o demandados porque trataron de extorsionar a un empresario, o desviando fondos multimillonarios del partido, o adjudicándole unos contratazos a sus carnales, o haciendo declaraciones patrimoniales chocolatas, no los acusen de incongruentes. Al contrario: lo que hacen es honrar una tradición que, en efecto, intentan perpetuar en estas tierras.

 

                                                                                                                                             @juliopatan09