Los partidos políticos se crearon para ganar elecciones y no para sobrevivir con un registro de votos raquítico que sólo sirva para obtener prerrogativas que finalmente arrojen un negocio.
Es así como una de las principales causas de la unidad electoral que la oposición busca no es precisamente la obtención del triunfo electoral. Prueba de ello es que no han presentado propuestas políticas propias que pudieran fortalecer su oferta partidista o ideológica.
Lo que se busca ahora es mantener el registro en espera de que el poder se desgaste, porque en este momento ni con alianzas electorales pueden ganar, incluso hay algunos partidos que no son competitivos, de ahí que sólo se la hayan pasado criticando sin exponer públicamente una idea que valga la pena tomar en cuenta en busca de la votación de la elección.
La oferta política de los partidos de oposición es tan raquítica que ni siquiera los partidos de oposición pensaron en su reconstrucción, sólo le apostaron al desgaste del poder, a la crítica al Gobierno, al insulto a los personajes en la administración pública.
La oposición nunca luchó por ideas propias sino por la descalificación, esto ahora le arroja resultados negativos a más de un partido que sólo quiere conservar su registro en espera de tiempos mejores.
Ni siquiera se preocuparon por formar cuadros, no hubo creación de alternativas políticas, no existieron las propuestas económicas, ni siquiera trataron de enmarcar en sus ideologías una posición contraria a la que obtuvieron en las campañas anteriores.
Fue también esa repetición de valores lo que les arrojó en la cara a la oposición la advertencia de la derrota.
Apostarle a la conservación del partido únicamente no sólo violenta las leyes electorales, sino que anticipa nuevas derrotas que lastiman la democracia ante la ausencia de una oposición sólida que debe prevalecer en la lucha por el poder sin importar el tamaño del contrincante.
La posibilidad de restaurar los partidos de oposición radica en la manera de conocer la realidad. Pero en esto no tienen experiencia. Su visión de Gobierno se asienta en el ejercicio del poder y no en pelear por éste. Si no conocen los problemas de la sociedad menos conocen las soluciones.
Luchar por el poder sin la certeza de ganar, por cualquier medio, les desanima a concursar en las urnas.
Ahora la oposición le apuesta al abstencionismo, porque mientras menos gente vote, su raquítico porcentaje de votos salva su registro.
Así que vamos a ver muchas invitaciones para no votar, pero ya sabemos de dónde y porque existen.
Y esa intensa campaña en favor del abstencionismo será acogida por algunos medios que ven en la oposición actual el regreso de su subsidio.
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