Servicios de socorro y militares intentaban este jueves acceder a miles de hogares aislados a causa de inundaciones y aludes de lodo, que desde el sábado han provocado la muerte de decenas de personas y enormes daños materiales.
En la región turística de Gifu, ubicada en el centro, funcionarios precisaron que los aludes y las inundaciones dejaron un millar de casas aisladas, con unas 2 mil 300 personas.
En la región más afectada, Kumamoto (suroeste), ya comenzaron los trabajos para reparar los daños causados por las lluvias, consideradas entre las más violentas de los últimos años.
“La cantidad de personas bloqueadas en sus casas se redujo a cero. Podemos llegar a todos los lugares en que se encontraban aisladas”, dijo a la AFP un funcionario.
La aldea de Kuma, situada al sur de Kumamoto, fue el gran escenario de la devastación, con tramos de carreteras cubiertos por las aguas, constató un reportero de la AFP.
Un anciano intentaba quitar los escombros y los muebles que cubrían la mayor parte de su casa, y en el suelo se veían tatamis cubiertos por el lodo.
Estas lluvias torrenciales se abaten sobre Japón desde el sábado –en el suroeste y centro–, haciendo que los ríos se desborden provocando inundaciones.
Al menos 58 muertos
“Se prevé que las fuertes lluvias continúen” hasta el domingo en extensas regiones, anunció la Agencia meteorológica japonesa (JMA), solicitando “extrema vigilancia” ante riesgos de inundaciones y aludes de tierra.
Además emitió su segunda orden del nivel de evacuación más elevado, que atañe a unas 350 mil personas. Sin embargo, estas “órdenes” no son de cumplimiento obligatorio en Japón.
El portavoz del gobierno, Yoshihide Suga, confirmó este jueves la muerte de 58 personas, la mayoría en el suroeste del archipiélago.
Las autoridades además verificaban si otros cuatro decesos constatados tienen vínculo con el fenómeno climático, en tanto 17 personas permanecen desaparecidas, añadió.
Los soldados lograron socorrer a 40 habitantes de la aldea Ashikita, en la región de Kumamoto, bloqueados durante cinco días.
Kinuyo Nakamura, de 68 años, lloró al llegar a un centro para evacuados.
“Lo que temía. Mi casa está devastada, ya no podré vivir allí”, dijo la mujer a una vecina en el refugio.
“Hemos sufrido muchas inundaciones en el pasado. Pero ninguna es comparable con ésta”, declaró a la televisión pública NHK.
Temor de llevar ayuda
Su voz adquirió un tono trágico al decir que un vecino había muerto por la inundación. “Era alguien realmente fantástico”, subrayó. “Esto ha sido lo más duro” de todo, añadió.
Unos 130 mil socorristas y miembros de las Fuerzas japonesas de autodefensa fueron desplegados este jueves para intentar salvar vidas, señaló el primer ministro, Shinzo Abe.
La pandemia de Covid-19 complica la tarea de los socorristas, aunque hasta ahora sólo se han registrado 20 mil contagios y mil decesos desde el comienzo de la crisis sanitaria.
La necesidad de mantener una distancia social entre las personas limita la capacidad de los refugios establecidos en caso de un desastre natural, y muchas personas prefirieron guarecerse en sus vehículos ante el temor a ser infectados.
Según un funcionario de rescate citado por la televisión pública NHK, el coronavirus podría haber provocado que muchas personas se abstuvieran de brindar ayuda a las víctimas.
Japón se encuentra en plena temporada de lluvias, en ocasiones marcada por inundaciones y aludes de lodo devastadores.
A causa del calentamiento global, el riesgo de episodios de fuertes precipitaciones aumentará, según los expertos.
ICA