En su viaje a los Estados Unidos, el Presidente tomó un vuelo comercial con escala en Atlanta. Como ya se repitió hasta el cansancio, en otro avión, del Ejército, viajaba el grueso del gabinete. ¿Se imaginan lo que pensaron los gringos? “¿Por qué un Presidente viaja en vuelos comerciales, exponiéndose y exponiendo a los pasajeros? ¿Por qué gasta y se desgasta en eso cuando de todas formas el Gobierno mexicano va a movilizar un avión militar?” Pero también está lo que nos recuerda a los mexicanos: que este Gobierno es un catálogo de contradicciones: me exhibo en un Jetta pero acabo usando una caravana de Suburban, cacareo la rendición de cuentas pero tengo una secretaria exonerada por su propia Secretaría. Hasta aquí, el viaje no parece, pues, una buena idea.
Tampoco lo parece en términos de la relación con los Estados Unidos. Por allá arriba es inminente la elección presidencial, en la que Trump, por diversas razones, por ejemplo su manejo de la pandemia, probablemente sea derrotado. Bien, pues el Presidente no se reunirá con el candidato demócrata, Joe Biden. Así que en ese partido la visita, interpretada como un espaldarazo al Agente Naranja, cayó como una patada. Ahí les encargo el ambientito si gana Biden.
Asimismo, el viaje ha sido criticado por las organizaciones de mexicano-americanos e inmigrantes, que nos recuerdan que el Presidente gringo es un racista consumado. Tampoco ahí parece haber salido bien el negocio.
Como no saldrá bien en términos de la de por sí no muy valorada imagen del Presidente en el mundo, luego del oso del G-20 y sobre todo de la gestión del Covid y de la crisis subsecuente, cubierta con incredulidad y sorna por los medios más importantes. Trump, sabemos, no es muy popular allá afuera, y la idea de un Presidente de izquierda, defensor de la fraternidad universal y la soberanía, haciéndole el caldo gordo, causará, dicho suavemente, muchas incomodidades.
¿Por qué entonces aventarse a semejante viaje? ¿Nadie vio venir las consecuencias? Probablemente, porque no hay más remedio. Porque estábamos tan mal y se nos vino la pandemia, con lo que nuestra crisis será única en el mundo, y la firma del T-MEC era urgente. Y porque el Presidente le debe uno que otro favor a Trump, para empezar esos ventiladores contra el Covid que no, no compramos a tiempo. Porque nos tienen agarrados, pues. Porque el desastre nacional nos puso en una posición de sometimiento sin precedentes.
@juliopatan09