Los microplásticos desprendidos del transporte carretero podrían contaminar los océanos tanto como los procedentes de los ríos, según estudios publicados ayer.
El trabajo publicado en Nature Communications intenta, por primera vez, estimar la cantidad de plástico procedente del tráfico por carretera (fricción de los neumáticos y uso de los frenos) se dispersa en el aire y decanta en otro lugar gracias a las corrientes atmosféricas.
Los investigadores evaluaron la cantidad de estas partículas derivadas de la industria petrolera (etileno, propileno), producida por el transporte por carretera, combinada con simulaciones de la circulación atmosférica.
Según ellos, un tercio de estos microplásticos (entre 40 mil y 100 mil toneladas) terminan cada año en el océano, contra 65 mil toneladas de microplásticos vertidos en el mar por los ríos.
No obstante, notan una falta de datos para validar sus modelos.
Las emisiones de microplásticos del tráfico rodado proceden, principalmente, de América del Norte, Europa y Asia sudoriental.
Según el estudio, una parte importante de esta contaminación, transportada por el aire, es probable que terminen en el Ártico, donde las partículas coloreadas, que absorben más rayos del sol que la nieve, podrían tener un impacto en el derretimiento del hielo.
AR