Un grupo de médicos y científicos está instando al gobierno de Estados Unidos a que incluya a negros, latinos y nativos americanos en el diseño y aplicación de las pruebas de la vacuna COVID-19 con la esperanza de crear confianza entre las poblaciones en riesgo.
Sin estas acciones, las poblaciones más necesitadas de la vacuna podrían ser reacias a tomarla, dijo el doctor Richard Baron, director ejecutivo del Consejo de Medicina Interna de Estados Unidos (ABIM, por sus siglas en inglés) y sus colegas, en una carta al jefe de la Operación Warp Speed, el programa de la Casa Blanca para acelerar el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus.
Baron es el presidente de la Fundación ABIM, que apoyó la exitosa campaña “Eligiendo sabiamente” para reducir el uso excesivo de pruebas innecesarias.
“Creemos que es totalmente predecible que muchos estadounidenses -especialmente negros, latinos y nativos- no tomarán una vacuna, por muy segura y científicamente probada que sea, si no tienen confianza en el proceso y en las personas que la produjeron”, según la carta enviada el jueves.
Según un sondeo de Reuters/Ipsos en mayo, sólo la mitad de los estadounidenses negros, que representan un porcentaje desproporcionado de las muertes por coronavirus, dijeron que estaban algo o muy interesados en inocularse, tal vez reflejando los recuerdos de un infame estudio del gobierno que dejó a hombres negros deliberadamente sin tratamiento para la sífilis.
Para crear confianza, Baron dijo que los investigadores del gobierno deben incluir a los líderes comunitarios y religiosos para ayudar a dar forma a todo, desde el desarrollo de la vacuna, su distribución hasta las estrategias de comunicación y hacerlas visibles públicamente.
Los funcionarios de Warp Speed no respondieron inmediatamente a una solicitud de comentarios.
ica