Por Marina San Martín Rebolloso*
El 18 de julio se cumplieron cuatro años de la publicación de las leyes que crearon el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA). Desde entonces a la fecha se han integrado la mayoría de sus homólogos locales y se ha avanzado gradualmente en el desarrollado de políticas e instrumentos de prevención y combate a este mal nacional.
Tal es el caso de la Plataforma Digital Nacional, de la que se tiene una versión en construcción (Beta 0.6), que conectará a seis sistemas: de evolución patrimonial y declaraciones de intereses y fiscales de personas servidoras públicas, de información pública de contrataciones, de las y los funcionarios públicos en procedimientos para llevarlas a cabo, de sanciones a empleados públicos y a particulares, y de información y comunicación del SNA con el Sistema Nacional de Fiscalización.
Dicha plataforma es parte de la articulación que el propio SNA deberá tener con los otros sistemas nacionales de transparencia, fiscalización y archivos, y con sus respectivas herramientas digitales.
Este andamiaje institucional de coordinación y colaboración en los distintos niveles de gobierno tiene como fin último edificar un sistema de rendición de cuentas, que facilite la implementación de propuestas viables para afrontar los graves problemas que nos aquejan como país, y cuyos esfuerzos se enfoquen a priorizar el bienestar de las personas, así como, a fortalecer el respeto y cumplimiento del estado de derecho.
Hace algunas semanas, varios integrantes de instancias de los sistemas anticorrupción, nacional y de nuestra capital, a convocatoria del Tribunal de Justicia Administrativa de la Ciudad de México, con la presencia de las magistradas y el magistrado de la sección especializada en materia de responsabilidad de los servidores públicos, y de la Presidenta del Comité de Participación Ciudadana del SNA, tuvimos la oportunidad de intercambiar reflexiones sobre las prospectivas de dichos mecanismos frente al mundo digital.
La operación de las plataformas digitales presenta importantes retos, pues deben garantizar la seguridad e integridad de la información que contienen, ya sea de tipo gubernamental o privada como los datos personales, sin perder de vista que también deben asegurar su disponibilidad para favorecer la transparencia y la rendición de cuentas.
Por ello, es fundamental distinguir el tipo de información de cada una, para determinar su publicidad o su clasificación según su naturaleza, así como, para establecer perfiles y niveles de acceso, mediante la adopción de estándares internacionales, sistemas de gestión de seguridad y otros instrumentos innovadores, a fin de lograr equilibrios entre su protección y apertura.
Elon Musk, cofundador de PayPal, Space X y Tesla Motors, consideraba como el mejor consejo, pensar constantemente en cómo podríamos hacer mejor las cosas.
En el mundo digital en el que estamos inmersos y en el que seguiremos, incluso volviendo a lo presencial, las instituciones que somos parte de los sistemas anticorrupción debemos seguir ese consejo, encontrar maneras de hacer mejor las cosas, y en ese sentido, debemos adaptarnos a las demandas actuales y aprovechar las tecnologías de la información y de la comunicación para potenciar nuestras acciones en favor de la ciudadanía y para facilitar sus derechos.
Comisionada Ciudadana del Instituto de Transparencia de la Ciudad de México (INFO) twitter: @navysanmartin