Marte es el único lugar del universo en el que la humanidad tiene posibilidades concretas de hallar pruebas de una vida extraterrestre pasada y esta intensa búsqueda podría por fin aportar sus frutos con el envío de tres nuevas misiones al planeta rojo.
Estados Unidos, China y Emiratos Árabes Unidos aprovecharán el favorable posicionamiento celeste de este verano boreal para enviar una nueva tanda de robots, tanto para poner en órbita como para posar sobre suelo marciano.
“Marte es la prioridad de las exploraciones espaciales puesto que sabemos que hace miles de millones de años era habitable”, explica Jean-Yves Le Gall, presidente de la agencia espacial francesa CNES, responsable de uno de los principales instrumentos de la misión “Marte 2020”, de la NASA.
Mientras que la Luna está “desesperadamente vacía de vida”, en este sentido Marte ha sido “prometedora desde el siglo XVII”, cuando se observó la posible presencia de agua helada en su polo sur, apunta el astrofísico Francis Rocard.
En 1976, dos misiones de aterrizaje del programa estadounidense Viking suministraron por primera vez datos ‘in situ’ sobre su atmósfera, sobre el suelo, demostrando que no había vida en la superficie.
A principios de los años 2000, el hallazgo de que en algún momento hubo agua líquida reavivó las pasiones y desde entonces cada misión aporta “cada vez más pruebas de que Marte no está tan muerto como se cree”, según el biólogo Michel Viso.
LA HISTORIA DEL AGUA
El trabajo del rover Perseverance de la NASA, complementario del robot Curiosity, que opera en un cráter marciano desde 2012, se posará en un entorno inexplorado hasta ahora: el cráter Jezero, del que recogerá muestras para traerlas a la Tierra.
Esta cuenca de 45 km de diámetro es un terreno ideal para conservar el rastro de una vida pasada en la superficie: es rica en rocas sedimentarias y su relieve en forma de delta se atribuye a la desembocadura de un antiguo río.
“En efecto, hubo agua en Marte pero la cuestión que nos lleva de cabeza es: ¿durante cuánto tiempo? Cuanto más largo sea ese periodo, más posibilidades habrá de que se creara alguna forma de vida”, según este astrofísico.
La ciencia ignora cuánto tiempo fue necesario para que hubiera agua en la Tierra que permitiera la vida, ni cuándo apareció exactamente.
Por lo tanto, descifrar la historia de Marte supondría aclarar también la de la Tierra, así como comprender por qué la vida desapareció en el primero y perduró en el segundo, pese a que ambos planetas reunían las mismas condiciones hace cuatro mil millones de años.
En el planeta azul, los primeros rastros de vida datan de hace 3 mil 500 millones de años, pero “seguro que esta empezó antes”, según Jorge Vago, experto científico de la Agencia Espacial Europea (ESA), cuya misión “ExoMars” partirá en 2022 a escrudiñar el suelo marciano.
Pero la tectónica de las placas terrestres, que renueva con frecuencia la corteza en profundidad, impide la preservación de la vida ancestral y por tanto imposibilita hallar sus restos.
Marte, en cambio, está exenta de tectónica por lo que es susceptible de haber conservado en sus entrañas la huella de una vida “original”, de hace más de 4 mil millones de años.
¿Hay vida en el planeta rojo?
El análisis de muestras marcianas en la Tierra, esperado por los científicos desde hace años, será sin duda decisivo para determinar una respuesta, gracias al trabajo de instrumentos punteros, como los sincrotrones (aceleradores de partículas).
“Si hay algo, lo sabremos a través de estas muestras”, resume el biólogo Michel Viso. Pero no antes de diez años, puesto que el regreso a la Tierra será una misión extremadamente compleja.
Existen otros lugares potenciales de vida extraterrestre en el universo, como Encélado y Europa, lunas respectivas de Saturno y Júpiter. Pero partir en busca de muestras o perforar su espesa capa de hielo es por ahora dominio de la ciencia ficción.
Misiones exitosas
Hasta la fecha, solo Estados Unidos, India, Rusia y la Agencia Espacial Europea consiguieron colocar con éxito sondas en torno a Marte.
Y solo Estados Unidos logró posar sondas con éxito en el planeta rojo: cuatro fijas y cuatro móviles llamadas rovers (Pathfinder, Spirit, Opportunity y Curiosity, el único que sigue en activo).
Estados Unidos prevé el despegue este verano de su rover más sofisticado, Perseverence, que intentará desenterrar pruebas de que hace 3 mil 500 millones de años había microbios en Marte.
Por su parte, China lanzará este mes una sonda y un pequeño robot teledirigido hacia Marte, en el marco de la misión “Tianwen-1”.
AR