Con las relaciones bilaterales en caída libre, China se está preparando para más turbulencias en el período antes de las elecciones de Estados Unidos en noviembre, y a que la posibilidad de que una presidencia de Joe Biden presente una oportunidad para evitar un conflicto más profundo.
La demanda de Washington esta semana de que China cierre su consulado de Houston en 72 horas enfureció a Pekín, que por su parte tomó la misma medida con la sede diplomática estadounidense en Chengdu.
Como de costumbre, China no criticó directamente al presidente Donald Trump, quien a menudo habla de su amistad personal con el líder Xi Jinping, pero la prensa local fue muy dura con Washington.
Algunos miembros del Ejército y del gobierno chino ven cuatro años más de Trump como una oportunidad para acelerar el ascenso del país. Muchos en China confían en la fortaleza de su posición mientras observan la tumultuosa presidencia del republicano, incluido su manejo de la pandemia de coronavirus.
Pero junto con la exasperación por la imprevisibilidad de Trump y su inclinación por los aranceles y la cautela por la hostilidad de Washington en múltiples frentes, en China aumenta la preocupación por el riesgo de una confrontación más aguda, según seis funcionarios y fuentes vinculadas al poder.
Las frecuentes críticas a la China “comunista” también irritan a Pekín. El jueves, el secretario de Estado, Mike Pompeo, usó la palabra 27 veces en un discurso en el que pidió una respuesta más enérgica de la comunidad internacional hacia Pekín.
China, que fue tomada por sorpresa por la victoria de Trump en 2016, envió grupos de expertos para preparar informes sobre las elecciones y el sentir de los estadounidenses, enfocados en el aspirante demócrata Biden y sus políticas, dijeron fuentes familiarizadas con el asunto.
“No hay ilusiones de restaurar las relaciones a como estaban en los viejos tiempos, pero un nuevo presidente al menos brinda la oportunidad de restablecerlas”, dijo un funcionario chino, que se negó a ser identificado dada la sensibilidad del tema. “Después de todo, no se puede tener una relación peor que la actual”.
ENDURECIMIENTO
El Gobierno de Trump ha dicho que su línea más dura sobre China está justificada por lo que Pompeo y otros han descrito como un giro más autoritario de Pekín, el robo de propiedad intelectual y sus ambiciones militares en el Mar del Sur de China y otros lugares del mundo.
Analistas esperan que con Biden en el poder, Washington se alíe con sus socios para enfrentar a Pekín y adopte una línea más dura sobre derechos humanos. Pero la llegada del demócrata la Casa Blanca también podría tender puentes para lograr compromisos entre las partes.
“China no parece hacerse ilusiones de que una victoria de Biden revertiría la visión de Washington sobre el país, pero probablemente generará un acercamiento al diálogo”, dijo Daniel Russel, el principal diplomático para Asia Oriental bajo el presidente Barack Obama y al inicio del mandato de Trump.
Russel no tiene un papel formal en la campaña de Biden, pero está cerca de los asesores de política exterior del demócrata.
Las dos campañas sostienen que China apoya a la otra parte. Tim Murtaugh, director de comunicaciones de Trump 2020, dijo a Reuters que Pekín sin duda respalda a Biden: “Tiene un historial de apaciguarlos y ha promovido sus intereses durante sus 47 años en Washington”.
Por su parte Andrew Bates, portavoz de la campaña de Biden, dijo que Pekín ha hecho lo que quiso durante el mandato de Trump, a quien calificó como “el presidente más débil en la historia de Estados Unidos con respecto a China“.
Algunos funcionarios y analistas en Pekín sostienen que el enfoque de China en los próximos meses será tratar de manejar las tensiones con Washington y tomar represalias solo cuando sea necesario, lo que se ha reflejado en respuestas relativamente calmas del gigante asiático a las recientes decisiones de Washington.
Sin embargo, señalan que es poco probable que Pekín haga gestos significativos para el diálogo, dado lo que ve como la inutilidad del compromiso en medio de una campaña y un sentimiento “anti-China” cada vez más marcado.
“China está enojada con Trump por sus críticas y por su decisión de imponer sanciones”, dijo Shi Yinhong, asesor del gabinete de China y profesor de la Universidad Renmin de Pekín. “Además, los chinos sienten que su posición política local parece estar sufriendo, por lo que su valor ha disminuido”.
PAL