Pocos minutos después de que el Congreso chileno aprobó una ley que permite a las personas retirar 10% de sus fondos de pensiones como apoyo en medio de la pandemia de coronavirus, una frase empezó a circular en Twitter: “Vamos por más”.
Los autores del proyecto dijeron que el ajuste al sistema implantado bajo la dictadura de Augusto Pinochet fue solo una medida de emergencia, pero a medida que creció en popularidad, también amplió la ambición de quienes lo respaldan.
Entre los legisladores que votaron a favor hubo muchos de la coalición gobernante del presidente Sebastián Piñera, dando un giro en un país conocido como baluarte del libre mercado, que sirvió de ejemplo a vecinos como Brasil y Perú.
Si bien el retiro de las cuentas se estableció en 10%, expertos consideran que el proyecto despertó la idea de que podrían ir por más para acceder a todos sus fondos.
Eso podría abrir la puerta a incursiones contra los fondos hasta ahora celosamente administrados por entidades privadas y de acceso controlado.
El sistema de pensiones fue una de las soluciones creadas por los llamados Chicago Boys de la universidad de esa ciudad estadounidense. Pero a medida que la región sufre el desempleo y los ingresos reducidos por la cuarentena, el ímpetu contra la ideología de libre mercado gana terreno.
Perú aprobó una ley en abril que permite a los ciudadanos retirar hasta el 25% de sus pensiones anticipadamente, y hay iniciativas similares en Brasil y México; expertos advierten sobre el costo fiscal en el largo plazo.
“La amenaza de nuevas protestas se suma a la presión política, mientras se socava el chance para un debate más razonado”, dijo Nicolás Watson, de Teneo Intelligence.
PALIATIVO
10%
de su pensión podrán retirar los trabajadores de Chile
25%
de sus ahorros pueden retirar trabajadores peruanos
Guatemala reabre, sin bajar casos
Guatemala inició ayer la reapertura de su economía y la flexibilización paulatina de las restricciones impuestas hace cuatro meses para frenar el coronavirus, a pesar de que casi la mitad del territorio nacional sigue en alerta roja por los más de 45 mil contagios y mil 700 muertes asociadas al virus.
En marzo, la nación centroamericana cerró sus fronteras y dictó un toque de queda durante la noche y los fines de semana, medidas que complementó con la suspensión de las actividades en sectores económicos no esenciales, del transporte público y viajes internos.
“Estimados amigos, necesitamos el compromiso de todos. Las decisiones no han sido fáciles, han sido difíciles (…) Que Guatemala no se detenga”, dijo el presidente, Alejandro Giammattei.
LEG