Desde que comenzó la pandemia de Covid-19, todos los días María de la Luz sale de su hogar, en busca de ganarse unas monedas cantando en las calles de colonia Roma, en la Ciudad de México; la contingencia sanitaria le ha arrebatado ingresos y a miembros de su familia, pero no le ha quitado la sonrisa ni las ganas de salir adelante.
Antes de que comenzara la contingencia sanitaria, la mujer de la tercera edad (uno de los sectores de mayor riesgo ante el nuevo coronavirus) trabajaba como empacadora de supermercado, una cerillo, uno de los pocos oficios donde los adultos mayores logran encontrar empleo con facilidad.
Sin embargo, la pandemia llegó y los supermercados enviaron a los adultos mayores a sus casas con goce de sueldo, tomando en cuenta su vulnerabilidad ante el virus.
Sin embargo, María destacó que el 70% de sus ingresos normalmente viene de las propinas que le da la gente por empacar sus compras, mientras que el resto, el sueldo que formalmente le otorga la empresa, es una cantidad que no le alcanza ni para pagar el alquiler.
Sobre la calle Álvaro Obregón, María llega con una guitarra musicalizando la comida de los clientes: algunos, sonrientes, le dan una moneda; otros, molestos por interrumpir su plática, le dicen que “ahí para la otra”.
Con una sonrisa, María bendice a todos los comensales por igual, quienes permanecen sentados disfrutando algún platillo del restaurante.
En entrevista con 24 HORAS, María narra que ante la falta de una pensión, un marido y familia, ella sola debe de salir adelante.
“Me veo en la necesidad de trabajar, porque no tengo pensión, no tengo hijos, no tengo esposo; mis hermanas murieron por Covid, estoy prácticamente sola”, señaló.
Asimismo, destacó que a pesar de su amabilidad hay gente que la trata de una manera poco cortés; incluso recordó que la semana pasada un cliente le dijo que se callara, pues estaba platicando con su novia y que no quería que interrumpiera.
Expuso que más que enojo siente tristeza, ya que la gente no entiende “que un día estás arriba y al otro abajo”.
A pesar de esto, María acotó que sale todos los días a tratar de ganarse una moneda honradamente; incluso también hay restaurantes que le regalan comida para llevar, almohadas o clientes que ordenan un plato de comida para ella y la invitan a sentarse.
A María se le puede encontrar todos los días, a partir de las 11:00 horas, haciendo su ronda por los restaurantes de la Roma, con una sonrisa oculta por su cubrebocas.
“Si no saco una moneda, no me voy sin haber sacado una sonrisa a la gente, son tiempos difíciles y debemos de sonreír, de ser felices”, concluyó.
FRASE
“Hay gente muy noble, que se apiada de ti, pero también hay gente muy grosera; la semana pasada llegué a cantar a un restaurante y un joven me dijo que me callara, que me fuera a otro lado a cantar porque estaba platicando, que no molestara”
María de la Luz
LEG