Emilio Lozoya repitió lo que dijo el martes en su primera audiencia ante un juez, solo que esta vez lo hizo sobre el tema de los presuntos sobornos de Odebrecht.

El ex director de Pemex, al igual que hizo en las acusaciones en su contra por la compra de la planta de Agronitrogenados, no negó los cargos pero reiteró que los hizo “porque fue presionado, amenazado’’, etcétera.

Y volvió a amenazar con el petate del muerto: que está dispuesto a revelar los nombres de los involucrados en la trama que habrían dejado utilidades millonarias tanto a la empresa brasileña como a los conspiradores mexicanos.

Igualmente ofreció colaborar con la Fiscalía General de la República por lo que era un hecho que tampoco sería llevado a una cárcel; será testigo colaborador.

Así que la bomba se amenazaba con detonar esta semana quedó en cuete chiflador. Mucho ruido, alta expectativa y todo quedó en suspenso.

Parece que el Gobierno de la cuarta transformación administrará el caso Lozoya para hacerlo estallar muy cerca del proceso electoral del próximo año.

Es el caso que tiene a la mano para defenderse de la mala situación económica del país, de la crisis de inseguridad que no termina ni con la Guardia Nacional ni el Ejército en las calles, del desempleo galopante y desde luego de la mala gestión gubernamental para contener la pandemia.

A ver cuánto les aguanta.

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La Cámara de Diputados tendrá que programar otroooo periodo extraordinario para complacer al presidente Andrés Manuel López Obrador en su afán por desaparecer los 44 fideicomisos que existen en el país.

Se suponía que uno de los temas del extraordinario realizado ayer era la desaparición de 5 de los 44 fideicomisos, pero el tema se bajó de la discusión.

En principio se dijo que el asunto no se votaría porque el presidente de la Comisión de Hacienda, Erasmo González Robledo, no se presentó a la reunión porque está contagiado de Covid-19.

La realidad es que los diputados de Morena recibieron un mensaje de Palacio Nacional, inconforme porque solo se eliminarían 5 fideicomisos y el jefe quiere desaparecer los 44.

A ver si les da tiempo de otro extraordinario o de plano ya dejar el tema para la negociación del presupuesto para el próximo año.

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En el Senado también hubo periodo extraordinario, pero la nota no fueron los temas que se trataron sino el sainete previo al inicio de la sesión, protagonizado por la morenista Antares Vázquez Alatorre y la panista Martha Cecilia Márquez.

La legisladora del blanquiazul protestaba con una manta la falta de medicamentos para los niños con cáncer y pedía la discusión sobre un salario universal para paliar los efectos de la pandemia.

Por unos minutos, la panista ocupó el lugar de la presidenta del Senado, Mónica Fernández, lo que retrasó el inicio de la sesión; cuando desocupó el escaño, quedó parada a unos centímetros de la presidenta, que tenía casi en la nariz la pancarta de Márquez.

En esas estaban cuando subió como locomotora Vázquez Alatorre para arrebatarle la pancarta; Márquez fue tras ella y la recuperó.

¿Qué ganaron? La panista, la difusión que quería y la morenista un hashtag que fue tendencia varias horas en Twitter con el título de #Ladyabusiva.

De los temas aprobados por el Senado, poca atención merecieron.

Ni hablar.

LEG