Algo pasa al interior del PAN que muestran una extraña conducta que no demuestra más que desesperación para que la población confirme que siguen vivos.
Todos recordamos cuando Gustavo Madero trató de golpear a la senadora Mónica Fernández, presidenta de la Mesa Directiva del Senado por haber aprobado la mayoría que designaba a Rosario Piedra presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, ahora Gustavo Madero quiere ver la posibilidad de ser gobernador de Chihuahua, una vez que su correligionaria, Maru Campos, presidenta municipal de Chihuahua, es sospechosa de estar en la nómina de César Duarte, exgobernador de la entidad.
Ahora fueron las senadoras panistas quienes tomaron por asalto el lugar de la presidenta de la Mesa Directiva, se sentaron en su silla y exhibieron una pancarta, también con noticias del pasado y problemas ampliamente superados, como es el caso de los medicamentos para niños con cáncer, cuyas consecuencias nunca fueron funestas. Esa historia es superada desde el momento en que el gobierno federal adquirió medicinas de manera consolidada a laboratorios extranjeros a causa del monopolio que en México tenían esos productos, que vendían al precio que querían. El lapso en el que se dejó de surtir y se escaseó el medicamento ya pasó, ahora vuelven las medicinas a las clínicas que se entregan de manera gratuita a los familiares de estos enfermos.
El PAN nunca protestó por carencias de medicamentos en su historia, que ya son casi 81 años de existencia, ahora que no saben cómo desgastar a la administración pública actual; realizan actos violentos sus senadoras, que pueden contarse con los dedos de una mano, pero parecieran estar acostumbradas a los pleitos de vecindad, en un recinto que debe respetarse.
Las senadoras violentas esta vez fueron Kenia López Rabadán, Martha Márquez, y Xóchitl Gálvez, quien pareciera vive de la ofensa y la descalificación. Así, no había críticas, había una arena de luchas de mujeres contra mujeres, pero el Senado es para debatir y legislar, y no para golpear e insultar.
Por otra parte, al interior de Acción Nacional un grupo de panistas dirigió una carta a Consejo Nacional el 6 de julio donde denuncian que el líder nacional de ese partido, Marko Cortés, ha impulsado la desunión, el caciquismo y el cuatismo.
La carta está firmada por María Elena Álvarez de Vicencio, Iván Paoli Bolio, José Luis Espinosa Piña, Javier Paz Zarza, Javier Brown, Miguel Ángel Martínez Espinosa, Noé Aguilar Tinajero, Tomás Trueba Gracián, Tarcisio Navarrete, Juan José Rodríguez Prats, Salvador Abascal Carranza, María Eugenia Islas, Esther Quintana, Marcos Pérez Esquer, Aminadab Pérez Franco, quienes lamentan la nula operación política y exhortan a una real apertura a los ciudadanos de buena voluntad, iniciando por casa.
Pareciera que el reloj del PAN se detuvo el día que perdieron las elecciones y quedaron muy lejos del primer lugar, su trauma aún no ha sido superado y viven una realidad de hace dos años.
No les falta pretexto para criticar al presidente, como la amenaza de demanda contra López Obrador por no utilizar cubrebocas en las conferencias de la mañana, o porque han muerto personas de coronavirus, como si la 4T hubiera creado el virus y lo inyectara en sus adversarios. El PAN amanece cada día pidiendo la cabeza de algún funcionario del actual régimen y no ha aportado una sola idea congruente para ser tomada en cuenta en el Legislativo.
Esa fue otra de las críticas que los panistas hicieron a su dirigente, quien pareciera ser el peor enemigo del panismo, ante la pérdida de simpatías entre la población. Pero lo que más desean los panistas es volver a estar unidos, tener ideas comunes, propuestas similares, objetivos que identifiquen al partido en los medios y en las cámaras.
Marko Cortés no hizo caso de la carta, y los demandantes exhibieron la carta a los medios, cuando de haber sido tomada en cuenta hubiera quedado dentro del partido, sin que nadie se diera cuenta más que los panistas, pero la indiferencia del dirigente obligó a los inconformes a hacer público este documento que pareciera convertirse en el primer paso de una seria división al interior de un partido que pierde su consistencia desde hace varios meses.
El PAN se desespera ante el avance de sus adversarios políticos y la pérdida de fuerza dentro y fuera de su organización, sus demandas palidecen y sus propuestas parecieran también extraviarse en el pasado. PEGA Y CORRE. – La inseguridad generalizada y contra los periodistas en particular crea nuevas necesidades que deben regularse con rigidez y precisión. En 2019 la contratación de empresas de seguridad privada creció 20 por ciento en México debido a la inseguridad que se vivían en algunas zonas del país; sin embargo, no es ningún secreto que las crean expolicías y no todos con una trayectoria limpia… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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