Profesor investigador de la Universidad Panamericana, campus México
La pandemia sigue. Confieso que confiaba en que el avance científico la detendría antes de que provocara tantos destrozos. Resultó ser mucho más que una gripe. ¿Saben de dónde viene esta palabra? Gripe viene del francés “grippe”, que a su vez proviene del término suizo-alemán “grüppi” que significa agacharse, acurrucarse y temblar de frío. La gripe, más que ser una enfermedad, refiere a un síntoma o manifestación de que algo está mal en el cuerpo. Catarro, por su parte, viene del griego “katarrein” que refiere al correr de un líquido de arriba abajo. A la gripe también se le llamaba influenza, palabra que viene del latín “influentia” y que refiere a la capacidad de influir, es decir, de producir ciertos efectos. La enfermedad era conocida desde hace varios siglos antes de que recibiera este nombre. El término influenza fue introducido al italiano en el siglo XV para explicar el origen de la enfermedad por la supuesta influencia de los astros sobre los seres humanos. No era una idea descabellada para la época, pues también males como la melancolía se atribuían a una influencia especial de los planetas en el estado de ánimo.
Hasta los peores monstruos necesitan nombres. Este es el caso del cáncer. ¿Saben por qué se relaciona con los cangrejos? Alrededor del 400 a.C., Hipócrates se refirió a algunos tumores y lesiones ulcerosas como “karkinos”, cangrejo en griego. Alrededor del siglo I d.C., karkinos pasa a ser cancer, sin tilde, en latín. El nombre estaría relacionado con la dureza progresiva de algunas lesiones subcutáneas. Médicos posteriores a Hipócrates abonaron a esta similitud con los cangrejos aludiendo que la dureza de algunos tumores era como la del caparazón de este crustáceo. Otros decían que algunas lesiones bajo la piel eran similares a cangrejos ocultos bajo la arena.
¿Puede haber poesía detrás de una enfermedad? Por lo menos detrás de su nombre sí. Este es el caso de la sífilis. Esta enfermedad invadió Europa desde 1495 y era conocida como mal gálico por los napolitanos, y mal napolitano por los franceses y españoles. Para 1530, la sífilis encontró su nombre definitivo en el poema “Syphilis sive morbus gallicus” del médico veronés Girolamo Fracastoro. En este poema se narra la historia del pastor Sísifo, quien es maldecido por Apolo con la terrible enfermedad de bubas malolientes por haber matado al ciervo de Artemisa.
La palabra diabetes viene del griego antiguo y significaba, originalmente, “lo que hace pasar a su través”. Esta palabra pasó al latín con el significado de aparato o mecanismo que permite el paso del agua. ¿Cómo llegó a denominar la enfermedad que hoy conocemos como Diabetes mellitus? Galeno, médico griego del siglo II d.C., utilizó el término diabetes para referirse a las dolencias de quienes orinaban en exceso. Varios siglos después, Thomas Willis (1621-1675) se atrevió a ir más allá en la investigación. Willis notó que la orina de aquellos que padecían poliuria era más dulce, casi como la miel. No me pregunten cómo lo averiguó. Por esta razón se le llamó Diabetes mellitus, del latín mellis, que significa miel. Más adelante, Matthew Dobson dio con la causa de la diabetes en 1776: el exceso de azúcar en la sangre. Años después, Thomas Cawley observó signos de daño en el páncreas durante una necropsia realizada a un diabético. ¡Eureka! La enfermedad tenía su origen en el páncreas y afectaba la síntesis de azúcar. Así, un término que aludía a una micción frecuente pasó a designar una enfermedad metabólica.
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