Cuando en México se implementaba la televisión digital terrestre quedaba claro que la tecnología permitiría liberar ancho de banda para multiplexar, subdividir, los canales abiertos que tradicionalmente conocíamos.
La eterna oposición de principios de siglo, encabezada entonces por el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, lanzó a sus más duros críticos en los medios de comunicación a oponerse a que las televisoras pudieran hacer uso de manera más amplia de lo que ya tenían concesionado. ¿Por qué? Por oponerse, simplemente.
Quién iba a decir que el fracaso de esa absurda oposición permitiría que las principales cadenas de televisión del país pusieran a disposición de la 4T, seis canales abiertos para poder iniciar el ciclo escolar 2020-2021 a la distancia, como consecuencia de la pandemia.
Lo que deja ver este acuerdo de colaboración entre la iniciativa privada y el Gobierno federal para la transmisión de contenidos educativos en la televisión abierta privada de México, es que el Presidente funciona a diferentes frecuencias.
Cuando está rodeado de ese grupo de los más retrógradas que integran su gabinete, las inversiones privadas le resultan repugnantes, claramente en el sector energético. Pero en compañía de otros elementos de su equipo más abiertos y de pensamiento más claro, pueden convivir la iniciativa privada y la 4T.
No deja de ser significativo que Esteban Moctezuma, secretario de Educación Pública, se atreva a hacer lo correcto y sin importar que su jefe no lo haga, él sí porta el cubrebocas en público, como lo marcan los expertos del mundo y el sentido común.
Aquellos que quieren quedar bien con el Presidente, descubren nariz y boca para evidenciar su sumisión, aun a costa de su propia salud.
La solución ideal para llevar de la mejor forma posible un curso escolar a distancia sería trabajar en línea, pero la realidad del país no da para eso. La cobertura de Internet móvil en México, de acuerdo con datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones, alcanza al 67% de la población y solo 53% de la población tiene acceso a Internet fijo en sus hogares.
Más de 50 millones de mexicanos usan computadoras, pero el número de niños con acceso a equipos de cómputo se reduce. Sin embargo, el 94% de los hogares en México tienen acceso a la televisión abierta.
La televisión pública tiene un alcance marginal y ahora con el recorte brutal en sus presupuestos, ese sistema trata de no morir de inanición.
Entonces, bajo las actuales circunstancias, el trabajo con las empresas privadas de la televisión parece ser la mejor salida para no interrumpir por la pandemia la educación de más de 30 millones de estudiantes del nivel básico en México.
Hay sectores donde los colaboradores del Presidente parecen sensibilizarlo más de la importancia de trabajar junto con el sector privado, en lugar de vivir confrontado. Pero hay otros donde claramente se ve que la impericia y el dogmatismo de sus colaboradores lo empujan a vivir enfrentado con los empresarios.
@campossuarez