Ante miembros de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), la titular de la secretaría de Gobernación (Segob) Olga Sánchez Cordero comentó que en un momento hubo ciertas fricciones, pero son naturales y jamás hubo un rompimiento en la unión de esfuerzos.

“Hoy más que nunca mantenernos unidos es esencial para salvaguardar la vida y la seguridad de toda la población”.

Los retos a los que hacemos frente son muchos. Por ello, es importante que afinemos puntos en los que hemos tenido diferencias con el objetivo de lograr el consenso que esta estrategia necesita para obtener buenos resultados”.

La funcionaria recordó que el lunes plantearon diferentes acciones con las que consideraron que será posible consolidar una nueva etapa en la colaboración para enfrentar lo que se perfila como uno de los mayores desafíos globales en la historia reciente de la humanidad.

“Entre dichas acciones está la generación de mesas técnicas que tendrían como sede la Comisión Nacional de Salud, en las que se atenderían diversos aspectos relacionados con la gobernabilidad, por una parte, desde luego enfocado al tema de salud en la que tienen ya participación todos los gobiernos locales en esta”, refirió.

Explicó que las mesas servirían para plantear modificaciones a la metodología y a los aspectos cualitativos del semáforo preventivo con la finalidad de ajustarlo a la realidad social, económica y sanitaria de cada entidad.

Abundó que con esto, se pone sobre la mesa la discusión sobre transitar de una naturaleza obligatoria del semáforo a otra que pudiera resultar en una que fuera más orientadora o indicativa.

“Esto puede abrir la posibilidad de que el semáforo funcione también de manera estatal o regional, lo que promovería la cooperación entre entidades cuya interacción humana y económica hace que se conformen zonas estratégicas en las que puede ser conveniente coordinar el color del semáforo”, consideró.

Por otra parte la Secretaria calificó como importante que los resultados del riesgo evaluado sean comunicados directamente a cada entidad, y no de manera generalizada, a fin de promover un mayor rango de adaptabilidad para establecer acciones que permitan un equilibrio entre la protección de la salud pública y las actividades económicas esenciales.

“Ello sucederá, por supuesto, luego de llevar a cabo una ponderación muy importante para la toma de decisiones: la que se haga entre el riesgo sanitario y el riesgo económico”.

Indicó que esto contribuirá a generar acciones diferenciadas que atiendan a la realidad de cada entidad, lo que supondría también un cambio importante en las semánticas que han venido utilizando al definir.

“Por ejemplo, lo que hemos dado en llamar actividades esenciales transformándolas en otra que podríamos llamar actividades asociadas a mayor o menor riesgo”.

CS