El primero de septiembre la Cámara de Diputados reanudará sus trabajos en el Pleno con un nuevo período ordinario de sesiones, que se da en un singular escenario, nacional y mundial, por la pandemia del Covid-19.

 

Como lo marca la Constitución, los legisladores iniciaremos labores recibiendo el segundo informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador que, con seguridad, detallará las condiciones del país y las medidas que se han tomado por el Gobierno federal en la emergencia que ha impuesto el coronavirus.

 

En este nuevo período, como también lo marcan las disposiciones legales, se sancionará  el presupuesto para el próximo año, que en esta ocasión reviste particular relevancia por las condiciones que ha provocado la pandemia que modificó todo los pronósticos que se programaron para este año, obligando a adecuar presupuestos y tomando medidas que la emergencia ameritaba.

 

En los próximos días, los órganos de Gobierno de la Cámara habrán de definir los mejores mecanismos y condiciones para que los trabajos de los legisladores cumplan con las normas sanitarias que han establecido las autoridades federales para la seguridad de todas las personas que en ella laboran.

 

El coronavirus está obligando a nuestras sociedades a adaptarse y la forma en que funciona nuestra democracia y sus instituciones no son la excepción. En este contexto de emergencia, las decisiones legislativas de política pública en consenso son fundamentales para legitimar las decisiones.

 

Entre las opciones que se analizan, de acuerdo a la información que ha trascendido, es la de sesionar en una sede alterna, otra es hacer modificaciones al actual recinto para garantizar las mejores condiciones sanitarias y una más es la modalidad de sesiones a distancia.

 

Sobre esta última alternativa cabe precisar que si bien ningún parlamento estaba preparado para estos casos de excepción, este tipo de mecanismos a distancia ha ido implementándose por los congresos en el mundo. Como en otros ámbitos, las nuevas tecnologías están transformando la discusión legislativa.

 

La coyuntura motiva a dar pasos adelante de manera más acelerada, como ya lo están realizando otros parlamentos en el mundo, que se están adaptando a las nuevas circunstancias. Cualquiera que sea la opción que se tome, toda modificación al proceso legislativo debe garantizar los preceptos democráticos que ordenan la labor de los diputados.