Hacer como si nada pasara o como dirían “hacerse el loco”, esa ha sido la actitud de Napoleón Gómez Urrutia en los últimos 15 años, tras ser acusado de desviar 55 millones de dólares de los mineros de Cananea. Pero esta semana las organizaciones sindicales, los medios de comunicación y los trabajadores le volvimos a aclarar que ese asunto no está olvidado.

Por más ilógico que parezca, después de década y media, más de siete mil trabajadores continúan pidiéndole a quien fuera su líder sindical que les regrese sus recursos. Y digo ilógica ya que se ha visto en éste y otros sectores grandes pugnas entre empresas y sindicatos por el pago de algún recurso, pero llegar al extremo de sostener una lucha en tribunales entre líder sindical y obreros por el mismo caso, es inaceptable. 

El dinero existió y fue dado al Sindicato Minero de Napoleón Gómez Urrutia para que este lo repartiera, y finalmente sí lo repartió pero, dicen, a sus cuentas bancarias y entre su familia. 

En 2005, año del atraco, eran 55 millones de dólares, pero ese dinero debió generar intereses, por eso hay quien calcula la deuda de Napito con los mineros en más de 100 millones de dólares. 

Como sindicato hemos denunciado en repetidas ocasiones la necesidad de hacer justicia, y como sector, desde la Unión Nacional de Sindicatos Minero-Metalúrgicos y Metal-Mecánicos de México (UNASIM), la cual encabezo, apoyamos a los compañeros defraudados económica y éticamente por el impune senador de Morena.

El caso vuelve a retomar fuerza, y se espera que en los próximos días la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje emita un nuevo fallo y que esta vez sea el definitivo, en donde obligue a Gómez Urrutia a entregar el dinero a la base trabajadora. 

En varias ocasiones los medios de comunicación han cuestionado a Napito sobre este hecho y, cómo no hacerlo, si el senador presume lujos, viajes, residencias y despilfarros. Sin embargo, la respuesta siempre es la misma: echar mano de la tragedia de Pasta de Conchos y exigir el rescate de los cuerpos, dejando de lado y olvidando también que él abandonó a esas familias días después del accidente.

Napo tiene cuentas pendientes con la justicia no sólo legal, sino también social, como ya decíamos, le falta devolver los 55 millones de dólares, tiene que aclarar su doble nacionalidad, debe explicar por qué protege y beneficia como legislador a los sindicatos canadienses, debe decirnos por qué inhibe la inversión extranjera en nuestro país, por qué sigue cobrando las cuotas sindicales más altas del sector, entre otros. 

Aún con estos antecedentes, Gómez Urrutia formó en 2019 una supuesta Confederación de Trabajadores con la intención de renovar su imagen y dejar de ser la figura central del tan devaluado Sindicato Minero. La idea era sumar organizaciones a esta nueva agrupación abanderada, presumía Napito, por la 4T. 

Al final, la confederación que creó asegura tener en sus filas a pequeñas organizaciones. En su inicio lo acompañaron otros líderes sindicales, pero al parecer sólo fue para la foto, ya que comentan que, al darse cuenta de los manejos de Urrutia, de la falta de transparencia, de las promesas incumplidas, de las simulaciones y de la poca lucha sindical, pocos quisieron sumarse de manera formal. 

Nuestro México no necesita de pseudo líderes que lejos de proteger a los trabajadores los explotan y los ven como mercancía, no necesita de nuevas centrales obreras creadas por personajes como éste. Ojalá la justicia llegue pronto a los compañeros mineros.

 

                                                                                                            @CarlosPavonC