El sepelio del padre del diputado Luis Miranda Nava, ex primer compadre de la nación en el sexenio de Enrique Peña, no convocó a la crema y nata del otrora poderosísimo Grupo Atlacomulco.
Señales de los tiempos modernos.
No acudieron a la ceremonia luctuosa ningún ex gobernador; ni siquiera el mandatario actual, Alfredo del Mazo, se dejó ver.
En su representación el secretario general de Gobierno, Alejandro Ozuna Rivero.
En eventos similares, el grupo hegemónico priista que gobernó el Estado de México, se dejaba ver con una gran familia.
Lo que le pasaba a uno les pasaba a todos.
Ni siquiera el ex presidente Peña, compadre de Miranda con quien solía practicar golf todos los fines de semana, acudió a consolar a su cercano colaborador; se limitó a enviar una corona fúnebre.
El lamentable hecho sirvió para corroborar, sin dejar lugar a dudas, que el Grupo Atlacomulco murió en junio del 2018 y que los pocos miembros que por ahí andan en puestos de elección popular o en cargos administrativos dentro del Gobierno estatal, buscan cómo quitarse el sello que antes los hermanaba y ahora los desprestigia.
Eso no es bueno para Alfredo del Mazo, el último de la dinastía en representar al clan.
No hay encuesta seria que coloque al PRI al frente de las preferencias electorales ni de alcaldías, ni diputaciones ni para la gubernatura, aunque para las elecciones de gobernador faltan años.
Pero ni siquiera con ese margen, el PRI parece tener el tiempo necesario para construir una candidatura.
El sepelio del notario Luis Miranda Cardoso sirvió también para confirmar las exequias del otrora poderoso clan.
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El dilema es, ¿controlar o prohibir?
Se trata las iniciativas presentadas ayer por el senador Alejandro Armenta, de Morena, y del también senador Raúl Paz Alonso, del PAN, en contra de la venta de bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido calórico a menores de edad.
El morenista Armenta -por cierto, uno de los candidatos a presidir el Senado-, presentó una iniciativa para que se reformen los incisos G y L y numeral 1 del artículo 2 de la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, con el fin de controlar el consumo de productos con altos contenidos de azúcar, sodio y densidad calórica.
La inciativa busca que se incremente el impuesto especial a ese tipo de bebidas y alimentos, pues de acuerdo con estudios científicos, la medida ha servido para inhibir el consumo de los mismos.
El legislador aseguró que con ello también se reducirán las enfermedades y muertes relacionadas con los mismos en el país, unas 24 mil cada año.
En tanto el panista Paz Alonzo presentó una iniciativa para prohibir en todo el país la venta a menores de edad de alimentos con alto contenido calórico así como jugos y refrescos.
“A las tiendas de autoservicio, abarrotes y a las misceláneas, se prohíbe el comercio, distribución, donación, regalo, venta y suministro de alimentos empaquetados de alto contenido calórico y de bebidas azucaradas a menores de edad”, establece en su iniciativa, la cual, por cierto, no cuenta hasta el momento con el aval de su fracción.
Entonces, ¿prohibir o controlar?
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El 73% de los oaxaqueños aprueban el manejo de la pandemia realizado por el gobernador Alejandro Murat.
Una encuestra realizada por México Elige, coloca al mandatario oaxaqueño como el séptimo gobernador con mayor aprobación por el manejo de la pandemia.
Mitofsky, por su parte, reportó que de enero a julio el nivel de aprobación de Murat aumentó 10.9%.
Algo debe estar haciendo bien.
LEG