El desarrollo de la coronavirus puede presentarse con diversos síntomas, los más comunes son fiebre, tos seca y cansancio, pero también hay quienes experimentan perdida de olfato, gusto y síntomas gastrointestinales como nausea, diarrea y anorexia, que si bien no son tan graves si requieren atención y manejo para asegurar una adecuada recuperación.

La enfermedad por COVID-19 puede durar entre 7 y 10 días, durante los cuales el paciente puede mostrar fiebre y en muchas ocasiones pérdida de peso derivado no solo de la falta de apetito sino de la pérdida de masa muscular. La fiebre es la respuesta natural del sistema inmunológico y es un signo claro de que se está combatiendo un agente extraño que significa un riesgo para nuestro cuerpo.

Cuando el cuerpo supera los 37.5 grados centígrados de temperatura, se pierden entre 1 y 3 mililitros de agua por hora, por cada kilogramo de peso. Además, al respirar, de manera natural se pierden entre 300 y 400 ml. por día.

Cuando el número de respiraciones se incrementa por arriba de 20 por minuto debido a una infección respiratoria, hay una mayor pérdida de agua. A esto se le conoce como “pérdidas insensibles”, que es el líquido que pierde el cuerpo debido a la evaporación por calor corporal y en respiración, por el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono.

Tomando esto en cuenta, se puede calcular que una persona que tiene fiebre elevada de 38 grados durante 3 horas y está respirando más de 20 veces por minuto, perderá un aproximado de 150 a 200 mililitros más de lo usual. Llegando a perder desde medio litro hasta litro y medio más por día. La deshidratación en COVID-19 surge por la combinación de perdidas insensibles a lo cual se puede agregar diarrea y poca ingesta de agua y alimento por la presencia de nausea y malestar general.

El líquido que se pierde durante un cuadro de fiebre provocada por coronavirus o dengue, ya sea a través del sudor, la orina, la diarrea o los vómitos, también está acompañada de minerales que son vitales para recuperarse, especialmente el potasio, el sodio y el cloro. Es por esto que se recomienda el consumo de sueros rehidratantes que contengan electrolitos y glucosa. La glucosa es transportadora natural de sodio y potasio en el cuerpo por lo cual en el caso de diarrea ayuda a la absorción de éstos minerales.

En este contexto, la Dra. Irma Luisa Ceja Martínez, médico especialista en medicina interna y Gerente Médico de Endocrinología y Nutrición de Grupo PiSA, explicó que “la mayoría de los pacientes, – aproximadamente el 80% –, con la COVID-19 tendrán síntomas menores y podrán recuperarse desde casa. Es necesario que tengan en cuenta dos aspectos importantes para salir de la enfermedad: la hidratación y la nutrición”.

“Combatir una infección es un proceso desgastante para el cuerpo humano pues la respuesta metabólica se incrementa y se pierde una gran cantidad de líquidos, incluyendo el sodio, a través de la sudoración que provoca la fiebre. Si a esto le sumamos síntomas gastrointestinales como el vómito y la diarrea, también se presentará una pérdida de potasio importante”, aseguró la médico especialista, miembro del Colegio de Medicina Interna de México (CMIM).

Ceja Martínez comentó que hasta el momento no existe ningún medicamento con sustento científico que cure la COVID-19. Los tratamientos actuales son para el manejo de los síntomas y las complicaciones, por lo cual el tratamiento de soporte sigue siendo paracetamol y una adecuada alimentación e hidratación. El consumo de sueros rehidratantes con electrolitos y glucosa, como vida suero oral, que se distribuye gratuitamente en el Sistema Nacional de Salud (SNS) o bien, otros sueros de grado médico con aval de autoridad sanitaria, formulaciones aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se pueden adquirir en farmacias.

Por otra parte, la especialista en Medicina Interna mencionó que es común que los pacientes con COVID-19 presenten anorexia (pérdida de apetito) y molestias abdominales, por lo que una de las indicaciones es beber pequeños sorbos de líquidos – ya sea suero rehidratante o suero casero preparado con jugo de naranja natural, agua y sal – por lo menos cada quince minutos, incluso si no se tiene sed.

En el caso de los alimentos, es buena idea incrementar el consumo calórico y se debe comer incluso aunque no se tenga hambre. Se recomienda doblar o triplicar el consumo grasas buenas como el aguacate, aceite de oliva y las nueces, y también es aconsejable incrementar la cantidad de proteínas que se ingieren, vigilando que estas provengan de una buena fuente como: la carne, el pescado, los lácteos, etc.

“Es común que los pacientes desarrollen anorexia durante el tiempo que dure la enfermedad, y COVID-19 también pude ocasionar, vómitos, náuseas y desencadenar un cuadro de gastritis que complicará el estado de hidratación del paciente, por lo que el consumo de bebidas con electrolitos se vuelve indispensable si no se está uno alimentando. Se puede ingerir pequeños sorbos de licuados de alguna fruta, proteína y se le puede agregar aguacate y nueces o almendras para tener un balance de grasas saludables”, comentó la gerente de Grupo PiSA.

Para finalizar, la también Gobernadora del Colegio Americano de Médicos (ACP, por sus siglas en inglés), Capítulo México, Dra. Irma Luisa Ceja Martínez, hizo un llamado a los pacientes para evitar a toda costa el consumo de alimentos y bebidas muy dulces y con poco valor nutricional cuando se presentan COVID-19, pues estos ocasionan mayor deshidratación alargando el periodo de recuperación.

 

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