@guerrerochipres
Al menos dos y medio millones de pesos, entregados en efectivo en oficinas públicas con personajes públicos.
De acuerdo a sus conteos y lo que se les oye decir, el tamaño del acuerdo de algunos miembros de la administración de Enrique Peña Nieto y del PAN comenzó a adquirir impactos inmediatos como el daño al equipo del gobernador blanquiazul de Querétaro, Francisco Domínguez.
Una aparente pieza única de evidencia de corrupción, que parece ser la principal base en la que se ha fundamentado nuestra clase política, corrió como pólvora ayer en redes y medios desde la tarde.
En este material, que debe ser aún tomado con todas las reservas que un caso así amerita, se muestra a un personaje quizá no muy popular, pero de gran peso en el Congreso de la Unión anterior, de nombre Rafael Caraveo Opengo. Fungió como secretario técnico de la Comisión de Administración del Senado pasado.
En esa cámara, durante el sexenio previo, los “maiceos” han sido señalados por distintas vías, pero especialmente ligados en los últimos años de esa gestión al caso Lozoya.
El referido personaje se aprecia recibiendo dinero en una prototípica bolsa como la que podemos ver en cualquier serie de Netflix como transporte de intercambio entre maleantes. Según quien hace la entrega del efectivo, se trata de 12 bolsas con 200 mil pesos cada una. En la descripción del video se indica que esos recursos estaban relacionados con algunos contratos de Petróleos Mexicanos: “Aquí se ve cómo se recibe dinero para contratos con Pemex”, se establece.
El video fue subido en la cuenta del canal de YouTube del presunto hermano de Emilio Lozoya, Juan Jesús Lozoya Austin. Empero, no tardó en salir un desmentido desde la firma de abogados Ontiveros Consulting, defensora del exdirector de Pemex, en el que niega que el origen de tal material sea el que ahí aparece, además de advertir que se iniciará una denuncia penal contra quien resulte responsable, por parte de Juan Jesús Lozoya.
Independientemente del origen y de que la entrega de dinero que se muestra esté en verdad relacionada con sobornos y manejos turbios asociados a Pemex, es indudable que estamos ante la presencia de una de las formas en que se manifiesta la voluntad de poder.
En los últimos días, un segmento de la prensa que guarda alguna fidelidad con el PRI y el PAN ha sugerido que ese tipo de corrupción es semejante al del argentino Carlos Ahumada y diferentes personajes, principalmente de la izquierda del 2004. Ellos mismos reconocen que faltan quienes se sientan en disposición de defender lo que hicieron el PRI y el PAN. Analizaremos sus comentarios ahora.
El interesante caso Lozoya, en su tamizada espectacularidad resultado de la negociación que lo permite, es una oportunidad real de revisar y castigar abusos.
Insistamos en la necesidad de evitar linchamientos y saciar venganzas para dar espacio a la rehabilitación de una noción aceptable de justicia en esta Nueva normalidad sin antigua impunidad.
No es anecdótico que hasta Lozoya busca “respeto a la instituciones del Estado Mexicano”, según el comunicado de sus abogados. La vida pública densa y leve.