Por Marina San Martín Rebolloso*
Para el escritor Henri Frédéric Amiel “saber envejecer es la obra maestra de la sabiduría y uno de los capítulos más difíciles del gran arte de vivir”.
De acuerdo con el Informe Perspectivas de la Población Mundial 2019 de la ONU, las poblaciones de todas las latitudes están conformándose con gente de mayor edad, dado el aumento de la esperanza de vida.
Según este reporte, por primera vez en la historia, en 2018, las personas de 65 años o más superaron en número, a nivel global, a los niños menores de cinco años. Se estima que para 2050, una de cada seis personas tendrá esa edad (16% de la población).
En México, la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, que garantiza su ejercicio, considera como parte de este grupo a quienes tienen 60 años o más.
El mundo está cambiando de muchas maneras, en los sectores económico, político, social, cultural, científico y tecnológico; en las formas de relacionarnos; en cómo nos desarrollamos; y en su composición demográfica migrando a sociedades de edad avanzada.
Estas nuevas dinámicas nos llevan a reflexionar sobre cómo nos estamos adaptando a ellas para aprovecharlas mejor. Un aspecto por tomar en cuenta se refiere a la idea que tenemos de la vejez, para generar nuevas perspectivas sobre ella, pues resulta erróneo tratar a quien se encuentra en esta etapa cómo si su vida hubiera terminado; por el contrario, es un periodo para vivir en plenitud.
Las personas adultas mayores juegan un papel importante en la generación de ingresos, educación, y producción de bienes y servicios; además, de las contribuciones valiosas que hacen a la sociedad con los conocimientos y experiencia acumulada que tienen.
Según estimaciones de la ENADID 2018 del INEGI, 41.4% de la población de edad avanzada en México era económicamente activa. En el Informe Mundial sobre el Envejecimiento y la Salud 2015 publicado por la OMS, se apunta que la productividad laboral no parece disminuir con la edad, al contrario, una diversidad intermedia de edades en los equipos de trabajo se ha relacionado positivamente con ésta.
A propósito del Día Nacional del Adulto Mayor (28 de agosto), para construir una sociedad inclusiva, es necesario desmontar estereotipos sobre las personas mayores, a quienes se discrimina por creer que son débiles, olvidadizas, y menos capaces de decidir o participar.
El concepto de envejecimiento saludable se refiere al proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez. Para alcanzar esta meta, se ha destacado el uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) como medios para transformar los servicios y sistemas de salud (eSalud), y para ofrecer una atención integrada y apropiada a las personas mayores; para favorecer su interacción social; y para beneficiar su aprendizaje.
Para que este grupo poblacional aproveche las TIC, se debe impulsar su acceso, cobertura, asequibilidad, y formación de competencias digitales, más aún en un país como el nuestro donde, en 2019, el sector de edad que menos usó Internet fue el de 55 años o más, según el INEGI.
Como dijera Jessica Frank López, quien fuera presidenta del Comité de ONGs de Naciones Unidas sobre Envejecimiento, es necesario construir una sociedad para todas las edades, pues: “un país que no cuida de sus jóvenes y viejos es un país sin alma.”
*Comisionada Ciudadana del Instituto de Transparencia de la Ciudad de México
Twitter: @navysanmartin