Un gran político suele ser un gran oportunista. Aprovechar de modo rápido y eficaz los cambios en un escenario es una virtud propia de estadistas. El covid-19 y la crisis económica son grandes tragedias, pero abrieron espacios de oportunidad únicos. Y sólo aquellos con cierto nivel de visión los han sabido aprovechar en pro de la gente.

Por ejemplo, una de las oportunidades desaprovechadas en México —hasta este momento—, es no haber utilizado la crisis para crear, de una vez por todas, un seguro de desempleo nacional vía el Congreso, incluyendo su esquema de financiamiento. El virus representó la mayor oportunidad en décadas para constituirlo prácticamente sin oposición. Debido al tamaño de la tormenta económica en ciernes, ningún partido político se hubiese opuesto.

Sin embargo, ni el presidente López Obrador ni su administración tuvieron la visión para convertir la mayor crisis en un siglo, en una oportunidad histórica. Pudieron colgarse la medalla y, al mismo tiempo, saldar una deuda moral con la fuerza laboral de nuestro país —hacer política de altura, pues—. Pero tristemente, esto no ocurrió.

Lo lamentable es que este tipo de ventanas de oportunidad suelen ser cortas. Por ejemplo, el 7 de septiembre empezará formalmente el proceso electoral 2020-2021, que culminará con la elección del próximo 6 de junio. Lo electoral va a dominar la agenda política, por lo que en el corto plazo no se avizora una oportunidad similar.

En mi opinión, entre marzo y mayo de 2020 era el momento ideal para promover el cambio, ya que se hubiesen tenido dos factores a favor: primero, la paranoia era grande, incluyendo entre los políticos; y segundo, aún no explotaba el caso Lozoya.

Desde 2008, cuando la entonces Asamblea Legislativa del D. F. decretó la Ley de Fomento y Protección al Empleo, existe un seguro de desempleo en la capital. Pero uno a nivel nacional, como existe en economías tan diversas como los Estados Unidos, Colombia, Reino Unido, Argentina, Francia, Chile, Mauricio y Kazajistán (véase: https://bit.ly/3lFI2C6), sigue siendo uno de nuestros grandes pendientes.

Varios políticos, académicos y organizaciones llevan años reiterando la importancia de ampliar la red de seguridad económica de los trabajadores mexicanos. Incluso la OCDE, en 2018, recomendó a México establecer un seguro de desempleo para aumentar el atractivo de ingresar a la formalidad (véase: https://bit.ly/3hSgAyo).

Si bien un esquema aquí no podría ignorar a los informales —56% de la fuerza laboral a marzo de 2020; cifra que, no obstante, subirá este año—, un seguro de desempleo es un paso necesario para un México más igualitario, pero también uno más próspero.

Es una lástima que el gobierno federal esté más ocupado en tirar y esquivar lodo, o en elaborar “cortinas de humo”, que en concretar los cambios que la sociedad demanda.

@AlonsoTamez