Amigas, amigos:
Fui de los primeros en sostener que el principal problema de México era la corrupción, y ahora no tengo la menor duda: la peste de la corrupción originó la crisis de México. Por eso me he propuesto erradicarla por completo y estoy convencido de que, en estos tiempos más que en otros, transformar es moralizar.
Este gobierno no será recordado por corrupto. Nuestro principal legado será purificar la vida pública de México. Y estamos avanzando: no hemos emprendido persecuciones facciosas ni venganzas políticas, pero tampoco encubrimos a nadie ni permitimos la impunidad. Ya se acabó la robadera de los de arriba pero todavía falta desterrar por completo el bandidaje oficial.
La austeridad republicana es una realidad. Son hechos, no palabras. Ya no hay lujos en el gobierno y todo lo que se ahorra se destina a conseguir el bienestar del pueblo. Según cálculos oficiales, por no permitir la corrupción y por hacer un gobierno austero, hemos podido ahorrar durante nuestra administración alrededor de 560 mil millones de pesos.
No es para presumir, pero en el peor momento contamos con el mejor gobierno. Estamos enfrentando dos crisis, al mismo tiempo, la sanitaria y la económica, y vamos saliendo adelante.
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La pandemia no es un asunto político sino de salud pública. Por eso he confiado las decisiones en esta materia a un equipo de profesionales con gran experiencia y capacidad. El coronavirus nos ha dejado dolor, tristeza y penurias, pero también ha fortalecido el amor en las familias, ha demostrado el humanismo y la entrega de los trabajadores de la salud y ha resaltado la conocida fraternidad de nuestro pueblo.
Es indudable que saldremos de la pandemia con un mejor sistema de salud. Recibimos el gobierno con 401 hospitales abandonados, saqueados o a medio construir, y con un déficit de más de 200 mil profesionales de la medicina. En pocos meses hemos reconvertido, con el apoyo de los gobiernos estatales de la Secretaría de Marina y de la Secretaría de la Defensa Nacional, 969 hospitales para atender pacientes con Covid-19, se han instalado 32 mil 203 camas y 10 mil 612 con ventiladores; asimismo, se han contratado 47 mil médicos generales, especialistas, enfermeras y otros trabajadores de la salud.
Propusimos ante la ONU y se aprobó casi por unanimidad una iniciativa para que los medicamentos y las vacunas tengan carácter no lucrativo. México participa en los principales esfuerzos internacionales para desarrollar una vacuna contra el Covid-19. De manera específica destaco el compromiso que hicimos con la Universidad de Oxford, con el laboratorio Astra-Zeneca, con la Fundación Carlos Slim y con el gobierno de Argentina. Esperamos que ese acuerdo dé resultados desde noviembre y que podamos empezar a aplicar la vacuna a más tardar a principios del año próximo, de manera universal y gratuita.
La emergencia sanitaria mundial vivida este año ha planteado problemas muy graves para todos los países y nos obligará a todos a repensar y a cambiar muchas cosas. Además del tremendo dolor que ha causado la pandemia, ha quedado comprobado que sus efectos son más graves si padecemos de hipertensión, obesidad y diabetes. Por eso debemos cuidar nuestra alimentación y no consumir productos chatarra con excesos de azucares, sales y químicos; por nuestra salud, debemos practicar el ejercicio y el deporte para fortalecer nuestro sistema inmune y bajar de peso.
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Estamos enfrentando la crisis económica provocada por la pandemia con una fórmula distinta. Ahora, todos los apoyos y créditos se entregan de manera directa para reactivar la economía de abajo hacia arriba. Ya no se da prioridad a las grandes empresas y bancos. Ahora, por el bien de todos, primero se rescata al pueblo.
Es motivo de orgullo poder decir que en siete de cada diez familias está llegando cuando menos un beneficio o algo del presupuesto público, que es dinero de todos; además, para tranquilidad de nuestra conciencia y felicidad de todos, el 100 por ciento de las comunidades indígenas y de los más pobres del campo y la ciudad se benefician con al menos uno de los programas sociales. Aquí recuerdo lo que sostenía Adam Smith, que bien podría constituir uno de los fundamentos de la economía moral que estamos aplicando; decía: “Por más egoísta que quiera suponerse al hombre, evidentemente hay algunos elementos en su naturaleza que lo hacen interesarse en la suerte de los otros de tal modo, que la felicidad de éstos le es necesaria, aunque de ello nada obtenga, a no ser el placer de presenciarla.” En otras palabras, la alegría ajena es nuestra propia dicha.
No obstante, nos han reprochado que no emprendimos un rescate económico elitista para atenuar los efectos de la pandemia. Pero es un timbre de orgullo poder decir que ayudamos, por medio de los programas sociales a 23 millones de familias. Imagínense cuantos adultos mayores han podido observar la reclusión sanitaria por contar con el derecho a recibir una pensión, así sea modesta.
Ya se reformó el artículo 4º constitucional para convertir los apoyos destinados a los adultos mayores y a niñas y niños con discapacidad, así como el otorgamiento de becas a estudiantes de familias pobres y la atención médica y los medicamentos gratuitos, en derechos sociales prioritarios y obligatorios. De ahora en adelante el gobierno deberá cumplir con este mandato, sea del partido que sea.
Este año, debido a la pandemia, los adultos mayores, así como los niños y las niñas con discapacidad, recibieron por anticipado sus pensiones; solo falta pagar noviembre y diciembre; en ocho meses se han destinado a estos programas 115 mil millones de pesos en beneficio de 9 millones de personas. No es un gasto sino una inversión; no son dádivas, es justicia.
Antes, a los jóvenes se les daba la espalda y se les discriminaba; ahora tienen garantizado el derecho a la educación y al trabajo; ya no son “ninis”, como despectivamente se les decía; ahora son estudiantes becados o aprendices contratados con salario mínimo para que puedan capacitarse y salir adelante. No dejaremos que los jóvenes sean enganchados por la delincuencia. No están solos, con ellos estamos construyendo el futuro.
Tres millones de agricultores y pescadores están siendo apoyados; se les otorgan recursos de manera directa, se les ayuda con jornales para cultivar sus tierras, se les entrega fertilizantes de manera gratuita y se establecieron precios de garantía para comprar a productores del campo, maíz, frijol, arroz, trigo y leche. Es un acto mínimo de justicia. Como decía el poeta Carlos Pellicer: “que coman los que nos dan de comer”.
Ahora, como dije, todos los apoyos se entregan de manera directa sin intermediarios. Para ello, se ha fortalecido el Banco del Bienestar, con el propósito de que la gente de las comunidades más apartadas pueda recibir lo que le corresponde, sin tener que recorrer largas distancias. En 2021, se tendrán dos mil 700 sucursales en todo el país. Actualmente, con el apoyo de los ingenieros militares se han construido 226.
De igual forma, sigue avanzando el proyecto de Internet para Todos. Ya hay conectividad en 26 mil 789 localidades y, en 2021, habrá señal en todo el territorio nacional.
Se canceló la mal llamada reforma educativa y ahora caminamos juntos maestras, maestros, madres y padres de familia, estudiantes y autoridades. Se están otorgando 11 millones de becas para alumnas y alumnos pobres en todos los niveles escolares; el gobierno colabora en el mantenimiento de las escuelas y ha quedado claro que la educación no es un privilegio sino un derecho de todo el pueblo.
Gracias, gracias, muchas gracias a nuestros paisanos migrantes. Ahora que más se les ha necesitado es cuando más han ayudado a sus familiares en México. A pesar de la pandemia en Estados Unidos, las remesas han crecido en 10 por ciento en relación con el año pasado y estimo que van a llegar a 40 mil millones de dólares a finales de año, un récord en beneficio de 10 millones de familias.
Con el aumento de las remesas que envían nuestros paisanos desde Estados Unidos a sus familiares, con los programas de bienestar y los créditos que estamos otorgando a los de abajo, la pandemia no ha desembocado en hambruna ni en escasez de alimentos ni en asaltos y el pueblo de México tiene recursos para su consumo básico.
Pronostiqué que la crisis económica provocada por la pandemia sería transitoria; dije que será como una “V”, que caeríamos pero que saldríamos pronto; afortunadamente así está sucediendo; ya pasó lo peor y ahora vamos para arriba; ya se están recuperando los empleos perdidos, se está regresando poco a poco a la normalidad productiva y ya estamos empezando a crecer.
En el mes de agosto, se crearon 93 mil nuevos empleos; el peso se apreció al cotizarse a menos de 22 pesos por dólar, luego de haber estado a más de 25; la mezcla mexicana del petróleo, de cero pasó a 40 dólares por barril; el consumo de productos básicos, en vez de reducirse con la pandemia, aumentó en 9.5 por ciento en términos reales, con relación al año pasado. La recaudación de impuestos se mantuvo prácticamente igual que en 2019. Lo mismo sucedió con la inversión extranjera directa: durante el primer semestre del año llegó a 17 mil 969 millones de dólares, lo mismo que en 2019; la caída de la economía, a pesar del desastre mundial fue de 10.4 por ciento en el semestre, pero aún con la debacle fue menor el daño que en Italia, España, Francia y Reino Unido. Debo agregar que casi todos los países recurrieron a créditos y aumentaron sus deudas en porcentajes elevadísimos. En contraste, nosotros hemos enfrentado la pandemia y vamos a salir de la crisis económica sin contratar deuda externa adicional y sin destinar el dinero público a “rescates” inmorales, es decir, a quienes no necesitan ser rescatados.
Pero no debe olvidarse que, al enfocar la solidaridad gubernamental a los más pobres, también beneficiamos indirectamente a los sectores que tienen alguna o mucha capacidad de ahorro. Los programas sociales han permitido a millones de beneficiarios preservar algo de su poder adquisitivo y de su capacidad de consumo. Y por eso no se ha cerrado el mercado a miles de empresas.
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La relación con los empresarios ha sido buena y respetuosa. A pesar de la crisis, la mayoría no despidió a sus empleados; cumplen con sus contribuciones; aceptaron aumentar en 20 por ciento el salario mínimo y decidieron voluntariamente aportar más para pensionar mejor a los trabajadores. Además, los hospitales privados nos han ayudado a enfrentar la pandemia y las televisoras de empresas particulares nos están apoyando para transmitir clases por radio y televisión a 30 millones de estudiantes. No tengo más que decirles: gracias en nombre del gobierno y de nuestro pueblo.
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México es un país, sin duda, con porvenir y un ejemplo mundial de cómo hacer realidad el progreso con justicia. La principal riqueza de una nación no está en su infraestructura o en sus finanzas y ni siquiera en sus recursos naturales, sino en su población y sus culturas, en la gente que la conforma y le da historia y existencia. Invertir en ella, en su alimentación, su salud, su educación y su bienestar en general, es lo mejor que se puede hacer para garantizar la fortaleza del país y su desarrollo presente y futuro.
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Desde julio pasado entró en vigor el nuevo tratado comercial con Canadá y Estados Unidos. En estos momentos de crisis, el acuerdo que firmamos significa impulsar las actividades productivas, conseguir más inversión extranjera, crear más empleos y lograr más bienestar para nuestro pueblo. En este contexto debe verse mi visita a Washington para entrevistarme con el presidente Donald Trump, quien nos trató con respeto y elogió a nuestros paisanos que viven y trabajan honradamente en Estados Unidos de América.
Mantenemos buenas relaciones con todos los pueblos y gobiernos del mundo. En materia de política exterior nos apegamos a los principios constitucionales de no intervención, autodeterminación de los pueblos, solución pacífica de las controversias y cooperación para el desarrollo. Como es sabido, México fue el país que más votos obtuvo para formar parte del Consejo de Seguridad de la ONU.
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Con el apoyo de los trabajadores y los técnicos de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad, estamos rescatando a estas empresas públicas, haciéndolas más eficientes, limpiándolas de corrupción y cumpliendo el compromiso de no aumentar el precio de los combustibles y la electricidad.
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Por convicción, hemos decidido cuidar el medio ambiente como nunca lo hicieron los anteriores gobiernos ni lo demandaron los pseudoecologistas que tanto nos atacan. Solo subrayo que estamos aplicando el programa de reforestación más importante del mundo, sembrando más de mil millones de árboles frutales y maderables.
No se permite el uso del maíz transgénico ni el fracking; se cuida el agua, y no hemos entregado ni una sola concesión para la explotación minera. No se puede olvidar que, en el periodo neoliberal, en 30 años, de 1988 hasta noviembre de 2018, las cinco administraciones pasadas otorgaron concesiones por 118 millones de hectáreas para la explotación minera, el equivalente al 60 por ciento del territorio nacional. Ese entreguismo devastador ya se acabó.
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Al desterrar la corrupción, el Conacyt pudo orientarse a fortalecer el bienestar del pueblo de México por medio del desarrollo científico. Así, ha asignado becas con transparencia y equidad a 84 mil 599 estudiantes y a 34 mil 447 académicos por año, con una inversión anual total de 19 mil 132 millones de pesos; 14 por ciento más que en 2018. Desde finales de este año nos haremos cargo de que los médicos que quieran especializarse, no sean rechazados como ha venido sucediendo y puedan formarse tanto en el país como en el extranjero. Estamos contemplando garantizar espacios educativos y entregar, durante nuestro gobierno, 70 mil becas a estos profesionales de la medicina, que ayudarán a reducir el déficit de especialistas que nos impide garantizar por completo el derecho del pueblo a la salud. Asimismo, se han sentado las bases de la independencia tecnológica, logrando en poco tiempo, entre otras aportaciones, el desarrollo y fabricación de los primeros ventiladores 100 por ciento mexicanos para salvar vidas en riesgo por Covid-19.
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Se han descargado de manera gratuita 683 mil libros digitales del Fondo de Cultura Económica. Tenemos 45 librerías reactivadas de la red Fondo de Cultura Económica-Educal con venta en mostrador y absolutas condiciones sanitarias. Han crecido las salas y los clubes de lectura en comunidades y escuelas normales. Seguimos produciendo traducciones y nuevos libros. La colección “Vientos del Pueblo” llegará esta semana a los 43 títulos, con libros de 8 a 20 pesos, en tirajes de 40 mil ejemplares.
Tal como nos habíamos comprometido y con miras a la conmemoración, el año próximo, de los 700 años de la fundación de Tenochtitlan, de los 500 de la invasión colonial y de los 200 años de la consumación de la Independencia, han comenzado a entrar en imprenta los títulos de la colección “21 para el 21” para ser entregados masivamente a partir del año que viene, en ediciones de 100 mil ejemplares, producidos por el Fondo de Cultura Económica y financiados por el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, que incluyen obras de Guillermo Prieto, Elena Poniatowska, Octavio Paz, Ermilo Abreu Gómez, Mariano Azuela, Vicente Riva Palacio, Martín Luis Guzmán, José C. Valadés, Luis Villoro, Emilio Carballido, Nellie Campobello, Carlos Monsiváis y Heriberto Frías.”
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Quiero destacar que, por primera vez, una mujer indígena será la titular del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y que continúa el programa de apoyo preferente a los pueblos originarios. Con ese propósito suscribimos un acuerdo de justicia con los gobernadores de los pueblos Yaquis. Además, seguimos promoviendo el arte y todas las expresiones culturales. Continuamos restaurando templos y monumentos históricos, y están en proceso de construcción el Parque Ecológico del Lago Texcoco y el espacio artístico y cultural de Los Pinos en el Bosque de Chapultepec.
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Vamos viento en popa en la construcción del aeropuerto General Felipe Ángeles, la nueva refinería de Dos Bocas y el Tren Maya; estamos haciendo realidad el desarrollo del Istmo de Tehuantepec para comunicar a los países de Asia con la costa este de los Estados Unidos. Además, estas obras generarán 150 mil empleos en el transcurso de este año.
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Estamos avanzado en el combate a la delincuencia. Hemos establecido una nueva estrategia que empieza por procurar trabajo, educación y bienestar a las personas que están en riesgo de ser reclutadas por los grupos delictivos, especialmente, jóvenes. La lucha contra la pobreza, el desempleo y la marginación va acompañada del despliegue de la Guardia Nacional, un cuerpo de paz y de proximidad con la población, con presencia en todas las regiones del país, que cuenta ya con 97 mil elementos bien equipados y formados. Para alojar a estos responsables de la seguridad del pueblo, se han construido 79 cuarteles, se encuentran en proceso 34, y están por iniciarse 135 más con lo cual llegaremos a 248 cuarteles a finales de 2021.
Casi en todos los delitos ha habido disminuciones en comparación con noviembre de 2018. Hay menos secuestros, feminicidios, robos a transeúntes, a transportistas, robo de vehículo, robo en trasporte público colectivo, robo en transporte público individual, robo a negocio y robo a casa habitación, en todos ellos se ha registrado una baja del orden del 30 por ciento en promedio. Solo han aumentado dos delitos: homicidio doloso y extorsión en 7.9 y 12.7 por ciento, respectivamente; vinculados, en lo fundamental, a la llamada delincuencia organizada.
En esta tarea ha sido fundamental el apoyo profesional y responsable de las Fuerzas Armadas. En particular, agradezco el respaldo, la lealtad y el recto proceder del almirante Rafael Ojeda Durán y del general Luis Cresencio Sandoval González, secretarios de Marina y de la Defensa Nacional, servidores públicos ejemplares.
Ahora hay justicia para el pobre y en materia de seguridad ya no manda la delincuencia organizada, como era antes. Ya no hay torturas, desapariciones ni masacres; se respetan los derechos humanos y se castiga al culpable sea quien sea. Ya no hay en el gobierno federal funcionarios como García Luna.
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He mantenido y seguiré manteniendo una relación institucional con las autoridades emanadas de otros partidos. Las y los gobernadores y presidentes municipales de cualquier signo político encuentran en el Ejecutivo federal respeto y trato equitativo.
Hemos cumplido con nuestra promesa de impulsar la verdadera independencia de las instituciones de justicia. La Fiscalía General de la República y el Poder Judicial de la Federación actúan con autonomía y se acabó aquello de que todo lo ordenaba el Presidente porque el Ejecutivo era el poder de los poderes.
En los casos en los que se está implicando a expresidentes de la República, he propuesto, que las autoridades responsables desahoguen el asunto con absoluta libertad, y que de ser necesario se celebre una consulta para conocer la opinión del pueblo. He dicho, y reitero, que yo votaría por no someterlos a proceso pues mantengo la postura que sostuve en mi toma de posesión, según la cual, “en el terreno de la justicia se pueden castigar los errores del pasado, pero lo fundamental es evitar los delitos del porvenir”. Sin embargo, de realizarse la consulta, respetaré el fallo popular, sea cual sea, porque en la democracia el pueblo decide y por convicción me he propuesto mandar obedeciendo.
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Como muchos mexicanos fui víctima del fraude electoral y estoy convencido del tremendo daño que ocasionan las autoridades impuestas. Por eso se reformó la Constitución y se castigará con cárcel y sin derecho a fianza a quien utilice el presupuesto público en beneficio de partidos y candidatos o adultere el carácter libre y democrático de las elecciones.
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Desde Francisco I. Madero, nunca un presidente había sido tan atacado como ahora; los conservadores están enojados porque ya no hay corrupción y perdieron privilegios. Sin embargo, gozan de una absoluta libertad de expresión y ello es prueba de que hoy se garantizan las libertades y el derecho a disentir. La represión política ha quedado en el pasado.
Estamos llevando a cabo la Cuarta Transformación de la vida pública de México y es pertinente recordar que las tres primeras transformaciones: La Independencia, la Reforma y la Revolución tuvieron que hacerse con las armas. Ahora lo estamos logrando de manera pacífica. Hay oposición al gobierno, pero la mayoría de los habitantes de México aprueban nuestra gestión. Gracias a todas y a todos por la confianza. No les fallaremos.
Amigas y amigos:
Hoy por la tarde, como lo establece la ley, la licenciada Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, entregará al Congreso de la Unión el segundo informe del gobierno que represento.
Es mucho lo realizado y en lo fundamental nos queda realmente poco por definir. De los 100 compromisos que hice en el Zócalo el primero de diciembre de 2018, hemos cumplido 95, solo cinco están pendientes.
Desde el primer día de mi gobierno se ha venido aplicando el Proyecto de Nación que propusimos a la sociedad y que obtuvo un respaldo abrumador en las urnas el 1 de julio de 2018. Aunque circunstancias imprevistas e infortunadas como la pandemia de Covid-19 nos obligan a hacer ajustes, no vamos a apartarnos, en lo esencial, del espíritu del compromiso adquirido. Las acciones gubernamentales realizadas son expresión de lo que hemos soñado, diseñado y ofrecido desde hace muchos años, de una visión del país y del mundo.
Hoy, algunos críticos piden que se gobierne en sentido distinto, que prescindamos de nuestro ideario y de nuestro proyecto, que apliquemos recetas económicas contra las que hemos luchado o que seamos tolerantes con la corrupción que nos propusimos erradicar. Piden, en suma, que yo traicione mi compromiso con la sociedad, que falte a mi palabra y que renuncie a mi congruencia. Y eso no va a ocurrir.
Ya está en marcha la nueva política económica sustentada en la moralidad, la austeridad y el desarrollo con justicia.
Sigue en pie el compromiso de terminar de sentar las bases del México del porvenir para el primero de diciembre, cuando se cumplan dos años de gobierno.
A partir de entonces, una vez que se tengan construidos los cimientos, solo quedará la tarea de terminar la obra de transformación y seguir gobernando con rectitud y amor al pueblo para contar siempre con su respaldo.
Estoy convencido que la mejor manera de evitar retrocesos en el futuro depende mucho de continuar con la revolución de las conciencias para lograr a plenitud un cambio de mentalidad que, cuando sea necesario, se convierta en voluntad colectiva, dispuesta a defender lo alcanzado en beneficio del interés público y de la nación.
Sigamos pues haciendo patria, por nosotros y por las nuevas generaciones, que sabrán honrar la dignidad de nuestro pueblo y la grandeza de México.
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!