La administración de López Obrador le ha concedido al Ejército Mexicano tareas y atribuciones impensables en otros tiempos.

No sólo los tiene costruyendo un aeropuerto cuyas eventuales utilidades serán para la Secretaría de la Defensa; distribuirán los medicamentos -cuando se compren-, para evitar a las empresas y laboratorios que antes lo hacían.

Ahora, un general, Jens Pedro Lohmann Iturburu, será el nuevo director de Administración y Finanzas del ISSSTE, en sustitución de Pedro Zenteno Santaella, nombrado director de la empresa de Gobierno encargada de la compra de medicamentos al exterior, Birmex.

Lohmann fue, hasta el último día de agosto, el comandante de la IV Región Militar con sede en Monterrey, Nuevo León.

Sustituyó en ese cargo al ahora secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval.

Aparentemente, Lohmann tenía como destino la Dirección General de Personal de la Sedena, pero desde el primer día de septiembre se le vió ya en las oficinas centrales del ISSSTE haciendo un recorrido.

El general no es un improvisado en materia de administración.

De 1985 a 1987 realizó una maestría en Administración Pública; ha sido, además, agregado militar de la embajada de México en Moscú así como subdirector de la Escuela Superior de Guerra.

En la historia reciente del país no se conoce que un militar administrara una dependencia de Gobierno que no fuera la propia Sedena.

¿Por qué el Presidente recurre a personal militar para un cargo hecho para un civil? ¿A quién le reportará Lohmann, al casi invisible secretario de Salud Jorge Alcocer o al general secretario de la Defensa Nacional?

Como sea, el hecho marcará un precedente.

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Por cierto, Pedro Zenteno Santaella, diputado federal por Morena con licencia, fue una de las razones por las que Germán Martínez renunció a la dirección general del IMSS, en el que se encargaba igualmente de la dirección de administración.

A las pocas semanas, Zenteno Santaella fue cambiado al ISSSTE, en el mismo cargo y ahora será el “zar anticorrupción’’ en la compra y distribución de medicamentos, en sustitución de David León.

En el ISSSTE también hubo quejas por el trato que daba al mismísimo director general.

Pero es uno de los hombres de más confianza de López Obrador.

Cuando el hoy Presidente se desempeñó como jefe de Gobierno del DF, Zenteno fue el director de administración del 2000 al 2005.

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El escarnio del presidente López Obrador hacia Felipe Calderón y Margarita Zavala por no haber conseguido el registro para su partido político puede ser un festejo anticipado.

Siendo el jefe del Estado Mexicano no debió declarar sobre el proceso de formación de los partidos políticos.

Pero además olvidó que los Calderón-Zavala aún tienen el recurso del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

¿Qué pasará si en un eventual caso el Tribunal revierte la decisión del INE de negarle el registro a México-Libre? ¿Quién se estará riendo al final?

Por eso es muy delicado todo lo que diga el Presidente, aún si se refiere a Calderón, convertido en una obsesión de Gobierno.

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¿Se acaba o no la Conago?

Hoy se decide si un grupo de gobernadores decide abandonar la Conferencia Nacional de Gobernadores que se ha convertido en el “Club de Tobi’’, inoperante y sobre todo sin cumplir su misión que era ser un contrapeso de la Federación.

Bueno, ya ni para que los gobernadores se luzcan sirve.

La decisión está en manos de los gobernadores panistas y los que se quieran sumar.