Foto: Jefté Arguello Nueve de cada diez personas respiran aire impuro alertó ayer Naciones Unidas durante la conmemoración del primer Día Internacional del Aire Limpio por un Día Azul.  

Durante la primera celebración del Día Internacional del Aire Limpio por un Día Azul, el Secretario General de la ONU advirtió ayer que el aire contaminado contribuye a la aparición de diversas enfermedades como las cardiacas, los accidentes cerebrovasculares, el cáncer de pulmón y otros padecimientos respiratorios.

“Se estima que causa alrededor de siete millones de muertes prematuras cada año, fundamentalmente en países de ingresos bajos y medios. La contaminación del aire también amenaza la economía, la seguridad alimentaria y el medio ambiente”, destacó Guterres.

El titular de la ONU indicó que a medida que el mundo se recupera de la pandemia de coronavirus ha de vigilar más de cerca, la contaminación del aire, “lo que también aumenta los riesgos asociados con el Covid-19”.

Al mismo tiempo, alertó de la importancia de abordar con urgencia la amenaza que representan los efectos del cambio climático: “Limitar el calentamiento global a 1.5 grados ayudará a reducir contaminación, muertes y enfermedades. Los cierres del año han hecho que las emisiones disminuyan drásticamente; dejó aire más puro en muchas ciudades”.

Sin embargo, Guterres resaltó la necesidad de llevar a cabo un cambio “drástico y sistémico” ya que las emisiones de gases contaminantes están creciendo de nuevo.

“Hoy más que nunca se necesitan normas, políticas y leyes ambientales reforzadas que impidan las emisiones de contaminantes atmosféricos. Los países también deben poner fin a los subsidios para los combustibles fósiles”, explicó.

Por ello, destacó la necesidad de la cooperación internacional en la transición a las tecnologías no contaminantes e instó a usar los paquetes de recuperación posteriores al virus para apoyar la transición a empleos saludables.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) destacó que la contaminación del aire no solo representa una amenaza para las personas, sino también para las plantas y los ecosistemas.

 

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