¿Qué trabajo le costaba al secretario de Hacienda, Arturo Herrera, ponerse todo el tiempo el cubrebocas durante la entrega del paquete económico de 2021 al Congreso y con ello reforzar su propia idea de que esa pequeña mascarilla es un elemento fundamental para la recuperación económica? Al menos para las fotos.
Pero algo tan simple como cubrirse la boca con un pedazo de tela se ha convertido en un signo político, como si dividiera a liberales de conservadores y eso es un error sanitario importante para la economía.
Es más sencillo apostar a la recuperación económica por el uso del cubrebocas que apostarlo todo a que el Producto Interno Bruto (PIB) rebotará el próximo año el 4.6%, porque habrá una vacuna disponible.
Porque así es la suerte. Justo el día, y casi a la misma hora, que Arturo Herrera presentaba al Congreso el paquete económico de 2021, que basa sus expectativas de éxito en la aplicación de una vacuna contra la Covid-19, la Universidad de Oxford y la empresa AstraZeneca anunciaban un inconveniente en la fase tres del desarrollo del remedio en el que México ha puesto más expectativas.
Es la demostración de que los tiempos políticos no tienen nada que ver con los protocolos científicos. No es el final de la esperanza de que esa vacuna llegará, pero sí acaba con la expectativa de que la 4T puede reaccionar bien ante una crisis como la actual.
Los populismos del pasado recargaban la suerte del desarrollo económico en los ingresos petroleros. En su administración de la abundancia esperaban los dólares de los hidrocarburos para dilapidarlos.
Ahora, aquella gallina de los huevos de oro se ha convertido en un problema. Hoy Pemex, con sus cargas financiera e ideológica, se ha convertido en un vampiro de los recursos presupuestales.
Los populismos de los tiempos de la Covid-19 le apuestan a ser salvados por una vacuna. Lo vemos en el paquete económico de la 4T y lo vemos en las esperanzas de Donald Trump de que el remedio llegue dos días antes de las elecciones.
Las veladoras del Gobierno a la vacuna en estudio afectan los criterios macroeconómicos, porque al porcentaje de crecimiento que estiman, le están cargando el efecto inmunizador de ese medicamento inexistente.
Y como la vacuna carga con la recuperación, presentan un gasto público como si no existiera la pandemia.
La calidad del gasto en infraestructura que propone el Ejecutivo, y que seguro aprobará sin chistar la mayoría de Morena, no va encaminado hacia la recuperación económica. Son recursos que abonan a las piedras de los proyectos faraónicos del Presidente.
La mayor parte de los recursos contemplados para el gasto social se van a programas asistencialistas que no implican ningún retorno económico, simplemente es para un gasto sin control.
Y ahorrarse 15.3% del gasto corriente de la Presidencia no es más que un acto de propaganda para abonar al discurso de la austeridad.
En fin, que un paquete económico que apuesta a una vacuna que todavía no existe no es una forma de procurar la recuperación de una economía que enfrenta una crisis no vista en casi un siglo.
@campossuarez