José Ureña

No hay excusa.

Todas las dependencias federales tienen una cantidad exacta de boletos y deben acomodarlos contra reloj.

A más tardar este fin de semana.

Hablamos, sépalo usted contra el discurso oficial, de 3.5 millones de boletos para 100 premios de 20 millones de pesos.

La leyenda dirá avión presidencial, pero es una más de las mentiras en las cuales se mueve el país en estos tiempos.

Para eso se han enviado series y más series a todas las dependencias y los oficiales mayores deberán responder por su venta total.

Sí, los 3.5 millones no acomodados.

Así queda al descubierto la patraña de tres millones de boletos y supuestamente mil 500 millones de pesos recaudados con empresarios en la cena de chipilín en Palacio Nacional.

Escuchamos el martes en la conferencia rutinaria de Palacio Nacional por parte del director de la Lotería Nacional (Lotenal), Ernesto Prieto Ortega:

Aquí está lo que llevamos a cabo hasta el día de ayer, los ingresos del Gran Sorteo, el total de ingresos es de mil 907 millones 600 mil pesos al 7 de noviembre, se han vendido tres millones 815 mil 200 cachitos equivalentes al 63.58% del total disponible, estos últimos días, este último mes fue muy bueno para este sorteo.

Quedarían 36.62%, pero los oficios entregados a las dependencias oficiales hablan exactamente de 3.5 millones de boletos sin cliente.

Mucho más del 50 por ciento.

O VENDEN O PAGAN

¿Qué se hace?

Simple:

Cada secretaría de Estado, cada entidad pública, está obligada a acomodar la dotación entregada la semana pasada sobre los seis millones de cachitos.

O sea, como adelantamos aquí el 5 de agosto en la columna Y el avión presidencial lo pagarán… ¡los burócratas!

Hoy podemos acotar:

Los burócratas o las dependencias.

Porque si se ha ordenado repartir casi un millón de cachitos en más de 900 hospitales con cargo a decomisos al crimen -me saco el dinero de esta bolsa y me la echo a la otra con un falso sorteo-, los funcionarios deben responder.

Y le aseguro: ningún secretario de Estado, director de entidad o siquiera jefe de departamento quedará mal con su jefe el Presidente.

Así es como llegaremos el lunes próximo a la venta total, ¡al éxito total!, de una rifa del avión presidencial con avión rifado ni venta real consumada.

MINERÍA AL GARETE

Desaparecieron subsecretarías y quedaron sectores al garete.

Uno de ellos es la minería.

Se fue el subsecretario Francisco Quiroga, pero hoy los gobernadores no saben qué hacer con una actividad acechada por la delincuencia organizada.

Él había establecido una mesa de seguridad para analizar este tema y hoy los gobernadores Claudia Pavlovich (Sonora), Héctor Astudillo (Guerrero) Miguel Riquelme (Coahuila), José Rosas Aispuro (Durango), Alejandro Tello (Zacatecas) y Jaime Rodríguez (Nuevo León) no saben a quién dirigirse.

Otra vez a partir de nada porque la gran delincuencia, a la cual se le pretendía poner marca institucional, cada día está más suelta y menos perseguida.

Los gobernadores están pasmados porque la secretaria de Economía, Graciela Márquez, habla de apoyos pero no de la vigilancia a coordinar entre Ejército, Guardia Nacional, Marina y policías estatales.

Tiempos de erosión institucional so pretexto de la austeridad.

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