Cerca de los 70,000 muertos por Covid-19 y más de 650,000 contagios, el doctor estrella del Gobierno, Hugo López-Gatell, se da el lujo de rechazar las opiniones de 6 ex secretarios de Salud.

Dicen que los cortés no quita lo valiente, pero al rock-star de la 4T, le importa más el juicio de un hombre que el de todo un país.

En estos momentos en el que el país requiere de la unidad para superar un entorno adverso como no se había visto en décadas, López-Gatell ironiza las recomendaciones de estos seis ex funcionarios.

La propuesta no fue acabar con el virus, como dijo socarronamente López-Gatell, sino romper la cadena de contagios en un plazo de 8 semanas.

¿Cómo? Aplicando cientos de miles de pruebas masivas para saber con precisión dónde están los contagiados para prevenir la expansión del virus.
Una propuesta que se había hecho desde el inicio de la pandemia pero que el Gobierno mexicano, por recomendación del subsecretario, consideró inútil y costosa.

Si aplicaramos el famoso Modelo Centinela, del que tanto habló el funcionario al inicio de la crisis sanitaria, el número de muertos y el de contagios se debería multiplicar por 8.2.

En realidad el país no sabe a ciencia cierta cuántos han fallecido por Covid-19 ni el número real de contagios; hasta las cifras oficiales advierten que hay un desfase de dos semanas en la información.

¿Le hubiera costado mucho al funcionario reunirse y escuchar alguna recomendación? No.

Pero hacerlo hubiera sido contrario no al interés nacional, sino al interés de su jefe y eso sí que no va a pasar.

Ya habrá tiempo para hacer, después, el recuento de los daños.

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El diputado Mario Delgado Carrillo sigue recibiendo el apoyo de militantes y simpatizantes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para que se convierta en su próximo dirigente nacional.

Los senadores Salomón Jara, Alejandro Armenta, Susana Harp, Marybel Villegas, Rocío Adriana Abreu, Martha Lucía Mícher Camarena, Lucía Trasviña, Cruz Pérez y Oscar Eduardo Ramírez, le expresaron públicamente su apoyo.

Delgado tiene la bendición de ya saben quién y, pese a que hay figuras de peso compitiendo por el cargo, como Porfirio Muñoz Ledo o la misma Yeidckol Polevnsky, parece que no tendrá competidores en serio.

La línea está dada.

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Como a los gremlins, esos personajes de fantasía que se reprodujeron echándoles agua, así están las asociaciones de gobernadores.

Diez de ellos abandonaron la Conferencia Nacional de Gobernadores, que ayer sesionó virtualmente.

El grupo disidente de la Conago se hacía llamar Alianza Federalista y ella coincidían 4 gobernadores del PAN, que a su vez formaban parte del GOAN, el grupo que integraba a todos los gobernadores del blanquiazul.

Pero ayer cuatro de los gobernadores de Acción Nacional, Carlos Joaquín González, Carlos Mendoza Davis, Mauricio Vila y Francisco Domínguez, anunciaron que ellos sí se quedan en la Conago, lo que implica la fractura del GOAN.

¿Entonces?

Bien dice el dicho, divide y vencerás.

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A Rosario Piedra Ibarra le hace falta darse una vuelta por una carnicería para distinguir entre un bistec y un T-bone, entre otras cosas.

Pero más allá de la anécdota, ayer quedó claro que no tiene el conocimiento para estar al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

El hecho de haber sido víctima de los atropellos de una autoridad federal, no necesariamente la hace ideal para el cargo.

Es como si una patrulla del DF atropellara a una persona y meses después, ya recuperada, esa persona fuera nombrada jefe de la policía “porque conoce del dolor’’.

La discusión ya no es si debe irse o no, sino cuándo.