La pradera arde y el jefe del Ejecutivo acusa que la incendiaron “con fines políticos’’.

Las mujeres agraviadas toman las sedes de varias comisiones defensoras (es un decir) de los derechos humanos en algunos estados y son doblemente victimizadas.

Y se acusa que hay intereses políticos detrás de las justificadas protestas.

¿Es culpa del presidente Andrés Manuel López Obrador?

López Obrador solía decir en campaña y en los primeros meses de su administración que todo lo que pasaba en el país lo sabía el Presidente.

Y todo es todo, no solo hechos de corrupción.

Pero, al parecer al Presidente le están fallando los informantes y los operadores, los apagafuegos que en cada sexenio son contratados para evitar que se incendie la pradera.

En el pleito por el agua con agricultores de Chihuahua, no está claro que cantidad del líquido se ha pagado a Estados Unidos sobre la base del convenio que data de los años cuarentas.

La Comisión Nacional del Agua emitió un boletín en donde asegura que se ha pagado a Estados Unidos más del 80% de lo estipulado en el convenio, pero no precisa cantidades ni fechas.

Los agricultores temen que la mayoría del agua almacenada sea enviada a Estados Unidos y los dejen a ellos secos, literalmente.

Se pudo evitar el enfrentamiento entre los agricultores y los miembros de la Guardia Nacional; también se pudo evitar que la GN asesinara a una mujer y dejara grave a su esposo y con ellos se pusiera, nuevamente, en entredicho la imagen de la institución de origen militar.

¿No era responsabilidad de los superdelegados detener en los estados los problemas antes de que se federalizaran? ¿O su trabajo solo es distribuir el dinero para su autopromoción?

Traspasado el ámbito local, ¿dónde están los operadores de la Secretaría de Gobernación? ¿Por qué todos los cohetes le estallan en las manos al Presidente?

En el caso de la toma de la Comisión de Derechos Humanos, ¿dónde están Alejandro Encinas y su jefa Olga Sánchez Cordero?

¿No era este el Gobierno más “humanista’’ de todos y resultó ser el menos empático con las víctimas de cualquier delito?

¿Dónde está el “presupuesto ilimitado’’ para dar con las personas desaparecidas?

En cualquier empresa, un empleado que no da resultados es reemplazado sin miramientos.

Pero en caso del Gobierno, López Obrador ha tolerado que muchos de sus colaboradores hayan rebasado el lógico periodo de aprendizaje y se hayan quedado en el puesto en detrimento de su propio Gobierno y de la ciudadanía.

No, el 90% de honestidad y el 10% de capacidad ha sido un fracaso.

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El país llegará mañana a los 72,000 muertos con Covid-19 y superará los 670,000 contagios.

Un escenario catastrófico, por más que nos vendan placebos políticos para disfrazar la realidad.

El país sigue estando por arriba de la media mundial en letalidad, pero eso parece no importarnos ya.

Contrario a lo que debería ocurrir, dados esos números, la pandemia y sus terribles números se han normalizado.

Cada día conocemos de más muertos y de más enfermos, pero a fuerza de ver diario esas estadísticas ya nos parece normal.

Y actuamos, como sociedad, en consecuencia.

Los fines de semana ya se parecen a los de antes de marzo; los restaurantes y centros comerciales, de a poco van recuperando la clientela.

Estamos como si no pasara nada cuando el virus sigue ahí, al acecho.

Pero hasta los muertos que no debían ser ya nos parecen normales.