Al comienzo del brote de coronavirus en Togo, la nación de África Occidental recibió a un equipo de 12 trabajadores de la salud cubanos para atender a los enfermos, impulsar sus pruebas de laboratorio y mejorar protocolos hospitalarios.

Y es que mientras el virus abrumaba a los sistemas de salud en todo el mundo, la isla caribeña contaba con un recurso escaso: un excedente de médicos capacitados para desplegarse en el extranjero y combatir enfermedades infecciosas.

«En un momento en que los medios científicos y médicos andaban a tientas en la oscuridad, la medicina cubana trajo respuestas apropiadas», dijo Charles Azilan, jefe de cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Togo.

Casi 40 países de los cinco continentes han recibido médicos de Cuba durante la pandemia. Desde la revolución izquierdista de 1959, la isla ha enviado su «ejército de batas blancas» a zonas de desastres y brotes de enfermedades en el mundo, y en la última década han luchado en el frente de las mortíferas epidemias de cólera, en Haití; y Ébola, en África occidental.

No es que las brigadas médicas sean puramente altruistas: Cuba también comenzó a exportar médicos en misiones rutinarias a cambio de dinero en efectivo o recursos en los últimos años. Ellos se han convertido en su principal fuente de divisas.

Algunos países han recibido a médicos de forma gratuita durante la pandemia, otros están pagando mucho dinero, una bendición para la debilitada economía de Cuba, perjudicada por el endurecimiento de las sanciones de EU por parte del presidente Donald Trump y el colapso del turismo. Países pobres como Togo, pero ricos como Italia, han agradecido a los médicos cubanos.

 

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