Los meses que han pasado hasta ahora, han dejado grandes enseñanzas, una de las más significativas es que la adecuada administración de los recursos tanto humanos, como económicos será un elemento trascendental para comprender el devenir en el horizonte económico en los meses que están por venir.

A través de la crisis sanitaria originada por el Covid-19, se ha puesto a prueba la capacidad de los gobiernos para otorgar ayuda financiera y asistencia a las personas vulnerables, adultos mayores, hipertensos o diabéticos. En este sentido, alrededor de 200 países implementaron medidas de protección social en respuesta a la emergencia sanitaria, muchos gobiernos incluido el de México, tuvieron dificultades para identificar a los trabajadores informales que no se encontraban en la cobertura de los programas de seguridad. De esta manera, las normas de distanciamiento social y las cuarentenas complicaron aún más, la tarea de ayudar a quienes lo necesitan.

Sin embargo, en algunos países avanzados como Singapur, sus sistemas de identidad digital permitieron que las autoridades ubicaran de forma confiable y remota a las poblaciones, e hicieran transferencias en efectivo de emergencia a los grupos vulnerables como mujeres y niñas, personas pobres, trabajadores informales e inmigrantes, habitantes de áreas remotas y refugiados. Este sistema de geolocalización ha permitido que la dispersión de recursos en favor de los sectores más vulnerables en aquel país se convierta en una estrategia prospectiva de alto impacto.

En Chile, por ejemplo, se preinscribió rápidamente a millones de nuevos beneficiarios a los programas de asistencia social, de esta manera, la gente pudo verificar en línea su situación y, en caso necesario, solicitar modificaciones. Otro caso de aplicación exitosa de las nuevas tecnologías en programas de emergencia asistencial ha sido el de Tailandia, donde más de 28 millones de personas solicitaron un nuevo beneficio para los trabajadores informales afectados por la pandemia, en este país, el Gobierno pudo detectar y separar a quienes recibirían la asistencia a través de otros planes. En la India lograron efectuar pagos rápidamente a más de 200 millones de mujeres a través de un programa de inclusión financiera, gracias a la vinculación de las cuentas de cada persona con su identificación digital.

Pese a ello, es importante recordar que los sistemas de identidad digital por sí solos, no son la panacea para llegar a los grupos vulnerables, esos esquemas requieren el acceso asequible a la infraestructura digital. Inversiones. Cuando eso existe, la identidad digital brinda los cimientos sobre los cuales se pueden construir otras aplicaciones y sistemas relevantes. Los sistemas de identidad digital permiten que las personas efectúen transacciones de manera remota, también pueden facilitar los pagos digitales (a través de transacciones sin efectivo) y una mejor gobernanza de datos (permitiendo operaciones sin papel y protegiendo simultáneamente la privacidad). Los procesos evidentemente con el tiempo logran establecer un tendido interinstitucional que casi en todos sus casos, deriva en una mejora sustancial de sus beneficios y la fiabilidad de sus beneficiarios.

Cuando la utilización de estos procesos se institucionaliza como una política pública prioritaria para el Gobierno, la eficiencia y la transparencia acompañaran estas acciones en todo momento, pues es una condición inherente a los datos electrónicos.

Las identificaciones digitales, los pagos cibernéticos y la gobernanza de datos tienen importancia en sí mismos; porque juntos constituyen un poderoso bien público. Y a su vez, representan un estupendo mecanismo para evitar evasiones fiscales y un control a la base tributaria.

Invertir en estos mecanismos es asegurar que la distribución de los recursos públicos se haga de manera confiable, legal y expedita.

Algunos especialistas en economía consideran que esta combinación es tan relevante para las gestiones actuales como lo fueron los caminos y ferrocarriles para las economías del siglo XX. Estonia, Malasia y Singapur, por ejemplo, cuentan con ecosistemas digitales avanzados que permiten a la gente acceder a servicios gubernamentales y empresariales completamente en línea, mitigando en parte, las perturbaciones económicas causadas por el Covid-19.

Como se ha visto hasta ahora, los buenos sistemas de identidad digital no solamente aumentan la capacidad de los gobiernos y las empresas para funcionar, sino que además benefician y protegen al público que confía en ellos. México no debe perder tiempo y debe subirse lo más pronto posible a la carretera de la información cibernética a través de la reducción de la brecha digital que aun debe enfrentar.

 

                                                                                                                                                    @Drlmma56

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