En las últimas tres décadas, Europa ha visto con preocupación el resurgimiento y posterior consolidación de una serie de movimientos de extrema derecha que han logrado conquistar importantes espacios políticos. En México, de manera desorganizada, esta ola pretende ganar terreno en momentos en que el país se encuentra dividido, casi por decreto, entre conservadores y liberales.
El llamado Frente Nacional Anti AMLO, conocido como FRENAAA, no es más que la expresión mexicana de la extrema derecha o ultra derecha como en el continente europeo se conoce a los movimientos radicales conservadores que pretenden imponer una visión nacionalista, autoritaria y xenófoba.
Sin embargo, entre ambas expresiones, la europea y la mexicana, existen profundas diferencias. En el Viejo Continente, este tipo de movimientos ha surgido de manera estructurada, con una base electoral consolidada y un proyecto político-económico congruente con su forma de ver la realidad de países como Reino Unido, Francia, Alemania, España, Austria, Italia, Grecia o Hungría.
En el caso de la nación gala, el Frente Nacional, convertido en Agrupación Nacional, cuenta con el actual liderazgo de Marine Le Pen, hija del legendario Jean-Marie Le Pen, quien, como su heredera, logró alcanzar la segunda vuelta en las elecciones presidenciales y estar a un paso de llegar al Palacio del Elíseo.
Marine Le Pen tiene un proyecto bien estructurado, reprobable desde el punto de vista que se vea, pero al fin de cuentas con un programa sólido que ha sido defendido en las urnas.
En el caso de México, el resurgimiento de la extrema derecha ha sido caótico. FRENAAA es producto de la evolución de este movimiento ligado a lo más conservador de la Iglesia Católica y que tuvo su más reciente expresión pública con la llegada del Yunque a las esferas de poder durante el gobierno de Vicente Fox.
El especialista en temas religiosos Bernardo Barranco resume el perfil de esta agrupación. En Milenio, sostuvo: “FRENAAA es un peligroso cóctel de la derecha empresarial y de la ultraderecha católica. Su discurso es de odio y deconstructivo. Pese a su número relativamente pequeño y su arenga arcaica, no debemos despreciarlo ni minusvalorarlo”.
Muchas son los símbolos que así lo comprueban: imágenes religiosas en sus pancartas, gritos como “Viva Cristo Rey” a su llegada al Zócalo, una misa en la vía pública, la presencia de Juan Bosco Abascal, conocido militante de estas causas, en las filas de esta organización y un discurso anticomunista desde una óptica claramente cristiana.
Con la única consigna de exigir la dimisión del presidente, sin un proyecto político que los sustente, FRENAAA es hoy una incipiente manifestación radical de derecha que, en un descuido, podría adquirir fuerza y presencia en el país.
Segundo tercio. La carrera en el Servicio Exterior puede dar muchas satisfacciones. Frustraciones también. Podría ser el caso del marido de la Embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, Agustín Gutiérrez. Embajador en retiro, hoy vive en la residencia oficial en Washington (con todo y su piscina techada), se alimenta ahí, hace uso de los autos oficiales, tiene pasaporte diplomático, está acreditado ante el Departamento de Estado y goza de inmunidad. Eso no le ha impedido criticar públicamente al jefe de su esposa, Marcelo Ebrard, a quien, al menos en las formas, debería guardar cierto respeto.
Tercer tercio. Tras los señalamientos del Embajador Gutiérrez al Canciller Ebrard existe un asunto grande: el permanente deseo de Martha Bárcena de ocupar la Secretaría de Relaciones Exteriores, que no se concretó al arranque del sexenio. Denostar el trabajo del Canciller es la estrategia para ver si los astros se les alinean.
@EdelRio70