No es secreto, señala Gerardo de Icaza, especialista en temas electorales, que prácticamente todos los índices a nivel global, no solo en América Latina, hacen ver que existe un retroceso democrático después de la gran tercera ola, a finales de los años 90 y principios de este siglo.

“Y en los últimos cuatro o cinco años se han desatado síntomas de preocupación, de retroceso democrático en el mundo”, señaló en entrevista, “la tesis del libro es que todas las olas democratizadoras han sido acompañadas de un trabajo jurídico y de una necesidad de codificar, de poner en algún tipo de ordenamiento legal principios democráticos no solo de forma descriptiva, sino fórmulas para cuidarlos”.

Y pone como ejemplo el papel que jugó la OEA en el conflicto poselectoral de Bolivia del año pasado, cuando el presidente Evo Morales tuvo que salir del país y se exilió en México y en Argentina, donde se encuentra hasta la fecha.

¿Cuál es el planteamiento de la obra?
-Hago un acercamiento sobre los distintos elementos de la democracia y cómo hemos desarrollado herramientas para cuidar algunos, sobre todo dos: elecciones libres y respeto a Derechos Humanos.

Pero nos hemos olvidado de generar garantías para otros, como la división de poderes; no existe ningún mecanismo internacional que la cuide, o la sujeción al estado de Derecho, al contrario, hay una gran impunidad.

Al mismo tiempo que hago una descripción de cómo hemos avanzado, tanto en el tema de Derechos Humanos y en sus herramientas regionales para su cuidado, así como para las elecciones libres y universales, también se hace una crítica en el sentido de que no existen elementos jurídicos desarrollados para cuidar de los otros elementos fundamentales de la democracia.

El secretario de Asuntos Jurídicos de la OEA, Michel Arregui, aborda la evolución jurídica de la democracia, y el secretario para el Fortalecimiento de la Democracia, Francisco Guerrero, habla de las causas de este retroceso democrático.

¿La normatividad debe ser nacional o internacional?
-La inmensa mayoría de los países tiene normas internas que cuidan de la división de poderes, de la pluralidad de los partidos políticos, y del tipo de normas y cuáles son las sanciones en caso de violación. Pero lo que estamos viendo ahora es que muchos de estos ataques a la democracia o vulneraciones democráticas no se resuelven internamente. Se impone una posición sobre la otra y no hay hacia dónde ir para resolver. No hay organismos internacionales para mediar internamente, o todos son ad hoc, se generan a partir de una crisis. Si no hay voluntad para resolverlo a nivel nacional estamos atorados, no existe un plan preestablecido en el cual se pueda confiar y en dónde todo mundo sepa cuáles son las reglas de antemano.

Es un nudo democrático en América…
-Los organismos internacionales fueron creados para resolver conflictos entre los estados, pero no dentro de ellos. Inclusive era una mala concepción del principio de la no intervención. Estamos destinados a tener países que no tienen desarrollo democrático o entran en crisis y es imposible salir de ella, o predestinados a que la gente viva en condiciones no democráticas. Y uno de los aspectos muy positivos de este libro es que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, en su capítulo, logra explicar muchas de las decisiones que ha tomado y el porqué.

Hay un capítulo muy interesante donde da cuenta de muchas cosas que se suponen, pero no se tiene el conocimiento de las causas. Al final, eso se ha convertido en lo que llamamos en el libro la doctrina Almagro, que nadie en la región debe estar sujeto a vivir en dictaduras; todos debemos tener el derecho de vivir en democracia. Los gobiernos tienen la obligación de generarla.

Hay ejemplos muy ricos.
-Pongo el ejemplo de Haití, de Honduras y de Bolivia, donde nuestro rol, tanto en el análisis del proceso electoral, como en lo que se nos pidió, ha ido sentando un precedente importante. En lo que se centra la obra es en el rol que tuvo la OEA y en particular la secretaría general, a petición del Estado, no por intervención.

Se firma un convenio que jurídicamente vincula a las decisiones posteriores a lo que encuentre la auditoría. Hablo de una evolución, a diferencia de lo que sucedió en Haití y en Honduras, donde, por ejemplo, la OEA y su misión determinaron que no confiaba en los resultados electorales y nuestra participación no era vinculante.

En Bolivia, al pedirnos la cooperación, el análisis de integridad electoral, una de las condiciones que fija el secretario general fue que fuera vinculante, porque si no, no hay consecuencia o garantía. Se encontraron servidores ocultos y actas falsificadas, votos mal asignados. Por eso la OEA dijo: no confiamos en este proceso electoral, y por ende sugerimos que exista un nuevo proceso electoral con una nueva autoridad, y eso es lo que se hizo. La parte del contexto político no es atribuible a la OEA.

FRASE
“En el libro mencionamos la llamada doctrina Almagro, que nadie en la región debe estar sujeto a vivir en dictaduras. Todos tenemos el derecho de vivir en democracia”
Gerardo de Icaza
Maestro en Relaciones Internacionales y Comunicación

PERFIL
Gerardo de Icaza
*Director del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) desde el 1 de marzo de 2014.

*Ha dirigido más de 60 Misiones de Observación Electoral en más de 20 países.

*En el Instituto Nacional Electoral (INE) de México fue subdirector de Normatividad en la Coordinación del Voto de los Mexicanos Residentes en el Extranjero.

*Fue secretario de Estudio y Cuenta y jefe de la Unidad de Asuntos Internacionales en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de México.

LEG