El presidente Donald Trump insistió ayer, ya desde la Casa Blanca, que su estado de salud es bueno, lo que confirmaron sus médicos, al señalar que se encontraba sin síntomas de coronavirus.

Incluso tuvo fuerzas para tomar la decisión de suspender las negociaciones entre los representantes demócratas y republicanos respecto a los programas de ayuda para la población vulnerable o que padece Covid-19.

El movimiento en su tablero casi condiciona los apoyos a la ciudadanía a que gane las elecciones del próximo 3 de noviembre:

“He dado instrucciones a mis representantes para que dejen de negociar hasta después de las elecciones, cuando, inmediatamente después de que gane, aprobaremos un importante proyecto de ley de estímulo que se centra en los estadounidenses trabajadores y las pequeñas empresas”, anunció el Presidente en Twitter.

Con ello, el mandatario “patea” una decisión que se arrastra ya desde hace semanas hasta prácticamente el final de año, en el país con el mayor número de contagios (7.5 millones) y decesos (210 mil 774).

“Trump le dio la espalda a millones de estadounidenses que están luchando por superar esta pandemia global y necesitan ayuda desesperadamente”, tuiteó también la candidata a la vicepresidencia por los demócratas.

Otra vez twitter…

La red social que tanto utiliza el republicano bloqueó ayer otro de sus mensajes, en el que hacía referencia a la influenza, diciendo que también mata mucha gente, “a veces más de 100 mil”, y afirmó que el Covid es mucho menos letal en “la mayoría de las poblaciones”.

Ahora en el pentágono

El jefe del Estado mayor conjunto de Estados Unidos, el general Mark Milley, y otros altos cargos del Pentágono se pusieron en cuarentena después de que un subcomandante diera positivo por Covid-19, según fuentes oficiales.

Con ello, la cuarentena afecta a prácticamente todos los principales asesores militares del presidente estadounidense, Donald Trump, conocidos como el Estado mayor conjunto.

CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS

 

Biden sigue en campaña, pero más protegido

Reuters

Cuando Jill Biden notó que su marido estaba demasiado cerca de los periodistas mientras respondía preguntas este lunes, se le acercó, tomó suavemente por los brazos al aspirante de 77 años a la presidencia de Estados Unidos y lo alejó un poco.

Las personas que rodean al candidato demócrata Joe Biden toman medidas más estrictas para proteger al político de una pandemia que llegó a la Casa Blanca e infectó al propio presidente, Donald Trump.

La campaña de Biden, preocupada por el estatus médico de Trump, difundió que el candidato sería sometido a varios exámenes por semana, en lugar de solo una vez, como ocurría antes.

Y es que el equipo no está dispuesto a aislarlo tan cerca de las elecciones del 3 de noviembre.

Biden ahora mantiene su máscara mientras habla, incluso estando solo en un podio en sus eventos, un nuevo protocolo que considera al coronavirus una amenaza.
LEG