Tras un convulso 2019 en América del Sur, y en medio de la pandemia por el coronavirus, de nuevo se prenden focos amarillos en naciones como Argentina, Perú y Venezuela.

Como se ha hecho en otros días feriados, miles de personas aprovecharon este 12 de octubre para salir a las calles en distintos puntos de Argentina y protagonizar otra protesta contra el Gobierno de Alberto Fernández, con consignas contra el manejo de la pandemia y el traslado de los jueces que investigaron a Cristina Kirchner, entre otras demandas.

Por otro lado, en la ciudad venezolana de Urachiche, por mucho tiempo un bastión de apoyo del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela, una estación de radio comunitaria transmitió mensajes en los que pedía protestar por la decadencia de los servicios públicos y la escasez crónica de combustible, e incluso realizó una marcha hace unos días. El hombre que la condujo fue el activista Edito Hidalgo, del partido Tupamaro, aliado del presidente Nicolás Maduro: «Nuestro pueblo tiene derecho a vivir. Queremos eficiencia en los servicios públicos», dijo en la sede municipal de la localidad de 20 mil 000 habitantes, flanqueado por decenas de manifestantes que exigían un mejor acceso al agua, la luz y combustible.

Esos disturbios revelaron cómo el corazón agrícola de Venezuela sigue siendo un polvorín para el malestar social y que incluso los incondicionales de Maduro están perdiendo la paciencia con las privaciones causadas por una crisis económica acelerada por una cuarentena de seis meses por el coronavirus.

Además, a casi un mes de que el presidente Martín Vizcarra se librara de una destitución, Perú podría sumergirse en una nueva crisis tras reportes de que una empresa le entregó el equivalente a 280 mil 000 dólares hace siete años, cuando el mandatario era gobernador.

La información fue ofrecida por informante, en una investigación a constructoras que habrían entregado sobornos para ganar licitaciones de obras públicas.

 

En Bolivia, uno menos

Jorge Tuto Quiroga, candidato a la presidencia de Bolivia por la alianza Libre 21, informó que renuncia a su candidatura presidencial. “No tengo la posibilidad de llegar a la Presidencia y nunca me han interesado las pegas o espacios, solo tener un mejor país para todos”, difundió. Luego aseguró que lo hace para vencer al Movimiento al Socialismo en primera vuelta.

LEG