La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) propondrá al Senado de la República que se le conceda a Mario Molina, la máxima presea de la nación: la Medalla Belisario Domínguez.

Así lo externó el rector de esa casa de estudios, Enrique Graue Wiechers, durante el homenaje realizado al Premio Nobel de Química 1995, fallecido la semana pasada.
Destacó que el mexicano era un ejemplo de esfuerzo, dedicación y constancia, del interés y compromiso por la naturaleza y por la humanidad.

“De vivir sin protagonismos, pero con firmeza; de luchar con tesón y perseverancia por metas por más que parecieran ser inalcanzables; y de poseer esa sencillez que solo la dan la sabiduría y la fuerza emocional. Ese es el Mario Molina que se queda para siempre en las páginas de la Universidad Nacional Autónoma de México”, enfatizó.

En el homenaje virtual y luego de guardar un minuto de silencio en su memoria, recordó que ayer hace 25 años y un día nos enteramos, con inmensa satisfacción, que un mexicano, un hijo de la UNAM había sido galardonado con el Premio Nobel en Química; el primero en las disciplinas científicas de los tres Nobel con los que cuenta la Universidad y la nación.

“El doctor Mario Molina es un claro ejemplo de la fuerza y vitalidad de la ciencia mexicana y de la capacidad que tiene la Universidad Nacional para formar ciudadanos íntegros y comprometidos con la ciencia y con su impacto en la globalidad”, remarcó Graue.

A nombre de la familia del Nobel, Luis Molina, jefe de la Unidad de Electrofisiología Cardiaca de la Facultad de Medicina de la UNAM, agradeció a esta casa de estudios el homenaje a su hermano.

“(Él) nos ha dejado en el pináculo de su vida y su carrera, muy tristes, en la orfandad de su legado, pero muy orgullosos”.

LEG