Ningún funcionario con los números que deja Alfonso Durazo en materia de seguridad podría aspirar a ganar una gubernatura… en cualquier otro país que no fuera México.
Pero aquí todo se vale.
Durazo no pudo reducir los índices de delincuencia en el país.
Si bien es cierto que algunos delitos del fueron común como robos a transeúntes, a casa habitación, de vehículos, registraron una reducción en los últimos meses, se debió en buena medida al largo periodo de confinamiento obligado por la pandemia.
Pero las matanzas, que son los delitos de más alto impacto social, junto con el secuestro y la trata de personas, esos no han disminuido a pesar de que el propio presidente López Obrador niegue la existencia de las muertes por docena.
Es cierto que en este Gobierno se han capturado a algunos capos, como el famoso “Marro’’, líder del cártel de Santa Rosa de Lima, que tiene aterrorizado a todo el estado de Guanajuato, pero otros igualmente peligrosos, como “El Mencho’’, líder del cártel Jalisco Nueva Generación sigue haciendo de las suyas.
Lo que se le cuestiona al ahora ex secretario de Seguridad Pública es que teniendo el diagnóstico de lo que no funcionó en la administración pasada, de haber creado el marco jurídico para justificar la participación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública y hasta la creación de una Guardia Nacional, no disminuya el porcentaje de homicidios dolosos.
Evidentemente el aparato se volcará para apuntalar a Durazo cuya victoria dependerá de una alianza con otra precandidata Ana Guevara, igualmente cuestionada por su gestión al frente de la Conade y de la elección de los candidatos del PRI y el PAN.
Si ambos partidos se equivocan a la hora de elegir a sus candidatos a gobernador, Durazo podría dar la sopresa.
Falta mucho, veremos.
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Ni siquiera se habían levantado de sus curules los diputados presentes en la larguísima sesión en la que se aprobó la Ley de Ingresos y la Miscelánea Fiscal para 2021, cuando Morena ya había ingresado una iniciativa de reforma a la Ley General de Salud con tal de devolver al Ejecutivo 33,000 millones de pesos del Fondo del Bienestar para la Salud.
Como le comentamos ayer en este espacio, en la Ley de Ingresos se incluyó un transitorio mediante el cual se pretendía quitar esos recursos al fideicomiso, pero no prosperó porque la oposición se negaba a aprobar la ley si no eliminaba ese transitorio.
Morena cedió pero sólo para lograr la aprobación de la Ley de Ingresos, que ya está en las manos de los senadores.
Ahora, mediante una reforma al artículo 77 de la Ley General de Salud se busca que esos 33,000 millones se reintegren a la Tesorería de la Federación.
El objetivo es sumarlos como “ingresos’’, lo cual es una trampa porque no provienen del cobro de impuestos o servicios.
Morena tiene prisa en que se apruebe dicha reforma antes de que los senadores aprueben la Ley de Ingresos.
Si así fuera, los senadores tendrían que incluir esos recursos en la Ley o de lo contrario no habrá manera de incluirlos para el siguiente año.
Con esto pareciera que los diputados de Morena le pedirán a Santa Claus o a los Reyes Magos una llenadera, porque es lo único que parecen no tener.
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Mario Delgado y Yeidckol Polevnsky dieron positivo para Covid-19. Pero ni con la familia de Morena enferma el Gobierno reconoce un rebrote.