La elección presidencial estadounidense del próximo 3 de noviembre es, por decir lo menos, inédita, en gran medida debido a las rupturas y virajes que ha propiciado el presidente Donald Trump tanto al interior como al exterior de la nación, rompiendo tendencias de hace más de 60 años y confrontando a todo tipo de organismos internacionales, comparte el académico Ignacio Martínez Cortés en entrevista con 24 HORAS. El republicano supo cambiar las reglas de lo que ya tenía a la mano para ganar.
¿Es una elección histórica?
-Tiene su relevancia histórica en el sentido de que, en materia de política interna y externa, Trump ha trastocado grandes intereses que siempre Estados Unidos ha impulsado. Una es la cuestión multilateral: a partir de 1945, Estados Unidos es el gran impulsor del sistema que hoy nos rige, pero ahora golpea a esas agencias porque no obedecen a los intereses de la Casa Blanca. Por ejemplo a la OTAN, y establece que Alemania debe participar más en términos de presupuesto para la seguridad europea, es decir, que compren armas de los corporativos estadounidenses.
En el apoyo a la agricultura o a la niñez, también trastoca el quehacer de la FAO y de la Unicef; y lo más relevante en nuestra coyuntura, cada vez golpea más a la Organización Mundial de la Salud (OMS), por no castigar a China, que liberó un virus que hoy colapsa a la humanidad, según afirma, y por lo tanto le retira su financiamiento.
La Organización Mundial de Comercio (OMC) también contraviene sus intereses, al grado de que retiró al juez estadounidense y está acéfalo el comité de Soluciones de Controversias.
Es algo que ha dejado claro
-En la Asamblea General de las Naciones Unidas Trump afirmó que velaría por el interés propio de la Unión Americana. Ahora, en el aspecto regional, también golpea a sus socios estratégicos. Canadá y México son afectados por la oficina comercial de Estados Unidos al establecer aranceles en torno a la Ley de Seguridad Comercial de 1947, que establece aranceles extraordinarios a enemigos ideológicos de Estados Unidos, así dice la ley.
En ese momento los enemigos ideológicos eran la Unión Soviética y los países de la cortina de hierro, de Europa del Este.
¿En el aspecto comercial?
-Trump golpea mucho la relación bilateral con China, haciendo uso del andamiaje jurídico que tiene para establecer aranceles. Entra en escena la Ley Comercial de 1962, de 1964 y de 1974, leyes que obedecen a una base jurídica de 1963. ¿qué tienen en común?, permite a la Casa Blanca aranceles extraordinarios a los países que pongan en peligro la producción nacional. Usa estas leyes para aplicar aranceles a China, con una escalada a partir de 2018.
La ironía es que recientemente la misma OMC analizó los aranceles aplicados a petición de China y determinó que no proceden, que son medidas proteccionistas.
¿Con esto Trump fabrica enemigos?
-Los hace ver a los ojos de la sociedad estadounidense como enemigos en dos aspectos, de producción y de su seguridad, principalmente tecnológica.
¿Y en cuanto a la política interna?
-El eslogan de “hacer grande a América nuevamente” hacer ver al migrante de manera xenófoba, racista; y que la empresa que exporta a Estados Unidos o la que importa de otros países quita el empleo al trabajador estadounidense.
Los elementos multilateral, bilateral, jurisdiccional y unilateral han sido los pilares de su administración y los retoma para su campaña.
Usa herramientas existentes
-El señor es indefendible, pero sí hay que decirlo, Trump no ha promulgado ninguna ley que impulse el nacionalismo económico estadounidense, lo que hace es utilizar el marco jurídico que ya había construido Estados Unidos.
¿Trump rompe una tradición de política estadounidense de hace más de 70 años?
-Sí y no, Estados Unidos se erige como el gran triunfador de la Segunda Guerra Mundial, crea el andamiaje multilateral acorde a sus intereses, pero Trump dice que la falta de empleo y la caída de la producción es resultado de que hemos sido benevolentes, por lo que vamos a cambiar las reglas acorde al nacionalismo económico.
¿Qué papel jugará el voto latino?
-Se piensa que el voto latino es demócrata, y no es así. El caucus latino es más republicano que demócrata, al grado que Biden no lo ha hecho suyo.
Ignacio Martínez Cortés
Coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la UNAM
Académico del Centro de Relaciones Internacionales de la UNAM
Doctor en Economía Internacional por la Universidad Complutense de Madrid
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