La vicepresidenta electa de Estados Unidos es hija estadounidense de inmigrantes jamaicanos e indios. Con la proyectada victoria presidencial de Joe Biden sobre Donald Trump, la senadora Kamala Harris rompe barreras centenarias para convertirse en la primera mujer vicepresidenta del país, y la primera mujer vicepresidenta de color. Al tener también ascendencia india, se convirtió en una primicia significativa para dos comunidades raciales.
Pero Harris no fue la primera mujer negra aspirante a vicepresidente en la historia de Estados Unidos. Charlotta Bass, una periodista afroamericana y activista política de California se postuló en 1948 con el Partido Progresista.
Los afroamericanos y descendientes de otras razas se han enfrentado a muchos obstáculos para alcanzar el poder político en los Estados Unidos, entre ellos la esclavitud y la privación del derecho a voto.
Las mujeres negras, en particular, han chocado con una barrera tras otra. Las mujeres no obtuvieron el
derecho al voto en EU hasta 1920, e incluso entonces las personas negras todavía no podían votar en la
mayor parte del sur. En la década de 1960, las mujeres negras ayudaron a organizar el movimiento de derechos civiles, pero no ocuparon puestos de liderazgo.
Ellas tienen una historia de ambición política y logros. Como dijo el reverendo Jesse Jackson en 1984 sobre el progreso de los votantes negros el siglo pasado: “Las manos que una vez recogieron algodón, ahora
elegirán un presidente”.
Hoy en día, alcaldesas negras dirigen varias de las ciudades más grandes de Estados Unidos, incluidas
Atlanta, Chicago y San Francisco. Las mujeres negras son jefas de Policía, candidatas a gobernador y, en
número creciente, congresistas.
Ellas, que alguna vez ni siquiera tuvieron la oportunidad de votar para Presidente, y mucho menos serlo, ven a uno de los suyos a un paso de la Oficina Oval.
En 1968, Charlene Mitchell, de Ohio, fue la primera mujer negra en postularse para presidente.
AR