O sea, sí: podríamos estar peor.
Por ejemplo, nos podría gobernar Bolsonaro. Porque nuestro Presidente, como el brasileño, puede negar la conveniencia de usar cubrebocas; e incluso, antes, negar la gravedad de esta pandemia; y ponernos en el top 5 de muertes por coronavirus, y al mismo tiempo decir que en realidad ha llevado súper bien la crisis de salud, pero que los medios complotan contra él. Y también puede hacer polvo el medio ambiente con combustibles fósiles y selvas arrasadas, y compartir una admiración bastante locochona por Trump (sí, paisanas, paisanos: eso va más allá de la realpolitik; es cariño real). Pero al menos no dice que México debería dejar de ser “un país de maricones”, como sí dice el camarada Jair de los brasileños que se quejan del virus.
O nos podría gobernar Trump. Porque sí, el camarada Donald, como nuestro Presidente, intenta usar el fraude del fraude para agarrar el poder ilegítimamente y, como nuestro Presidente, insulta y calumnia cotidianamente a los medios y organizaciones independientes, y por supuesto sueña con un mundo lleno de humaredas petro-carboníferas. Pero créanme: nuestro Andrés Manuel sería incapaz de un “grab’ em by the pussy”. Aquí se cuida la investidura.
Asimismo, nuestro Presidente se alía con el PES o Espino, y se dedica a citar las Escrituras, y habla de moralizar al país, y financia una Constitución Moral, y… Bueno, aquí no hay mucho que decir. Está difícil. Sí: estamos gobernados por personas muy devotas, por decirlo así, sin mucho que argumentar. Pero digamos, como consuelo, que los turcos tienen que aguantar a Erdogan, y ya sabemos que el Islam proscribe el alcohol. Imagínense esto con síndrome de abstinencia. Dios nos libre.
Así que, sin duda, podríamos estar peor. Pero tampoco es para que salgan a festejar a las calles, paisanas, paisanos. Porque luego del desplante con Biden, y de la exoneración de Pío, y de las empresas fantasma de Alejandro Esquer, y de las que están relacionadas con Regeneración, y de la sugerencia presidencial de que los tabasqueños se suban a las azoteas para sortear las inundaciones (y los cocodrilos que las acompañan) porque ya se acabó la lana para atender los desastres naturales, y de las inundaciones cortesía de la CFE, e incluso de la historieta sobre niños gordos del Fisgón,… Es decir, luego, para no remontarse mucho más, de la semanita y cacho de pesadilla que hemos tenido, una semana como tantas, hay que decirlo: sí, podríamos estar peor, pero tampoco tanto.
@juliopatan09