Ante la falta de regulación que existe por el consumo de tabaco en México y la falta de apertura para nuevas alternativas, un grupo de médicos envío a la Cámara de Diputados una carta abierta en donde externan su preocupación por la falta de políticas públicas necesarias para mitigar los daños a la salud y muertes que provoca fumar, ya que las estadísticas oficiales dejan en claro que la prohibición, como única alternativa, es costosa y socialmente ineficiente e ineficaz.
“Sabemos que el H. Congreso mexicano esta revisando diferentes iniciativas para actualizar el marco regulatorio del tabaco en nuestro país. Nos congratulamos por ello. Estamos preocupados y somos testigos cotidianos de los daños que el consumo del tabaco causa tanto a quienes fuman cigarros combustibles, como a quienes se ven expuestos al humo que su combustión genera”, señalan los profesionales de la salud.
De cara a la próxima revisión que realizarán los legisladores a la Ley General para el Control de Tabaco, los especialistas reiteraron la necesidad que hay en el país de incorporar estrictos elementos de regulación que brinden a los consumidores un mercado controlado que “contengan niveles estandarizados de nicotina y otros productos en el marco de la seguridad que el conocimiento científico ha demostrado, impulsando a los productores de estos dispositivos a un mayor control y desarrollo tecnológico que permita minimizar cada vez más los impactos negativos del consumo”.
El documento señala al tabaquismo como un importante factor de riesgo en el desarrollo de enfermedades del corazón, cerebrovasculares, respiratorias y cáncer, responsables de más de la mitad de las muertes en México (53 por ciento). Y aunque las personas fuman por su adicción a la nicotina, esta sustancia -que no es inocua- tiene poca relación con estas enfermedades. En cambio, las más de cuatro mil sustancias químicas que contiene el humo, producto de la combustión del cigarro tradicional, son las verdaderas causas de dichos padecimientos.
En los últimos años, en el mercado están a disposición de los consumidores diversos mecanismos alternativos de administración de nicotina (como los cigarros electrónicos, los vapeadores o los dispositivos de tabaco calentado) para quienes desean seguir con su consumo, y respetando su libertad de elección, sin las sustancias químicas asociadas a la combustión que se produce cuando se fuma de forma convencional.
“Tenemos clara y apoyamos la amplia iniciativa liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a través del Convenio Marco para el Control del Tabaco, centrado en el combate a los efectos de la exposición al humo del tabaco y la búsqueda de una eventual eliminación de la conducta de fumar cigarrillos combustibles. Nuestra formación científica y la convivencia cotidiana con quienes se ven afectados por los efectos dañinos del cigarro, nos colocan en una posición de apoyo irrestricto a las medidas que deban tomarse para disminuir sustancialmente el número de fumadores en nuestro país.
“Sin embargo, somos conscientes de la naturaleza compleja de su existencia y, si bien el fenómeno tiene una base biológica que es la adicción a la nicotina, reconocemos también los determinantes sociales, culturales, psicológicos y económicos del fenómeno. Por ello consideramos que una regulación integral, basada en la gestión de riesgo y exposición, es el camino más eficaz para lograr el éxito que se requiere”, agrega la misiva.
Actualmente, gracias a la innovación y la tecnología, en el mundo ya hay avances y resultados importantes, como es el caso de Estados Unidos, Japón, Inglaterra o los escandinavos, que regulan de forma eficaz el comercio y la supervisión de productos de dispersión de nicotina alternativos como el tabaco para mascar, vapeadores, e-cigarettes o calentadores de tabaco.
MGL