Para dimensionar las cosas, imagínese que las tribunas del Estadio Azteca están a reventar; le caben 84 mil personas.

Y en la cancha hay 16 mil más de pie; suman 100 mil personas entre las que se encuentran jóvenes, niños, mujeres, ancianos, embarazadas, etcétera.

Todos están muertos.

Esa es la magnitud de la cifra de muertos por Covid-19 en cuya deshonrosa lista México ocupa un lugar preponderante.

Ayer se alcanzó la impensable cifra de 100 mil mexicanos muertos -en la estadística oficial-; un escenario que rebasa con mucho lo catastrófico y que valida las proyecciones de muertos realizadas por prestigiadas universidades estadounidenses.

Según estas estadísticas, en febrero del 2021, si no hay vacuna antes, la cifra de mexicanos muertos por Covid-19 será cercano a los 130 mil.

No son cifras intrascendentes, como pretende Hugo López-Gatell.

La gran preocupación en México, además de las cifras, es que en el país la tasa de mortalidad es tres veces más alta que el promedio mundial: 9.81% en nuestro país contra 2.39% mundial.

Es decir, que en México, muere uno de cada diez contagiados.

Y aunque el Gobierno acusa que los muertos se deben a enfermedades preexistentes como la diabetes o la hipertensión, algo no debieron hacer bien desde las oficinas públicas para evitar tal número de víctimas mortales.

Efectivamente cada ciudadano es responsable de su cuidado, pero si desde el Gobierno se enviaron señales equivocadas sobre el peligro de la pandemia y hasta la fecha se sigue negando la utilidad del cubrebocas, ¿no hay responsabilidad del Gobierno en la estrategia fallida?

¿No se dividió a la población con los mensajes cruzados entre el Presidente y el encargado de la estrategia de contención? ¿No se politizó un tema que tenía que ser exclusivamente científico, médico?

¿Por qué tenemos esa tan alta tasa de mortalidad? ¿Por gordos y desobedientes o porque las autoridades sanitarias no entendieron desde el principio la magnitud de la crisis que se avecinaba?

Hoy tenemos 100 mil ausencias; quizá algunas decenas de miles pudieron haberse evitado.

Quizá.

****

Nacionalista, lo que se dice nacionalista, no parece este Gobierno.

El miércoles se publicó en el Diario Oficial de la Federación un acuerdo de la Secretaría de Salud que textualmente señala: “La Cofepris deberá resolver la procedencia de las solicitudes de registro sanitario de los medicamentos e insumos que provengan del extranjero en un plazo de cinco días hábiles contados a partir del siguiente a aquél en que el solicitante entregue la documentación aplicable’’.

Bien, lo malo del asunto es que a la industria farmacéutica nacional le seguirán aplicando el Reglamento de Insumos para la Salud que establece un plazo de …¡180 días! Naturales para genéricos y 240 días para la obtención del registro de moléculas nuevas.

Nada de piso parejo, pese a que pone en riesgo el empleo de 45 mil trabajadores del sector.

Ni hablar.

****

Televisión Azteca, propiedad de Ricardo Salinas y bajo la dirección de Benjamín Salinas, alcanzó en lo que va del año niveles récord de audiencia al llegar a más de 106 millones de mexicanos.

De acuerdo a cifras de Nielsen IBOPE, los televidentes dedican más de 100 minutos al día para ver los contenidos de la televisora del Ajusco.

De acuerdo con la estadística, cada semana, 6 de cada 10 hogares sintoniza Azteca Uno, es decir, es visto diariamente por más del 30% de los hogares en nuestro país mientras que el canal Azteca 7 es visto, a la semana, por 6 de cada 10 hogares, el equivalente a 23.2 millones de personas.

ADN40, el canal informativo más visto de México, semanalmente informa a 1 de cada 5 mexicanos, un total de 22.1 millones.

Enhorabuena.

LEG