Las fuerzas federales etíopes rodeaban la capital de la región de Tigray desde unos 50 kilómetros el lunes, según el Gobierno, después de dar un ultimátum de rendición de 72 horas al Frente de Liberación Popular.
“El principio del fin está a nuestro alcance”, dijo el portavoz oficial sobre una ofensiva que dura ya casi tres semanas, ha desestabilizado a Etiopía y se ha extendido a algunos vecinos del Cuerno de África.
El primer ministro, Abiy Ahmed, dijo a los rebeldes que controlaban la zona montañosa norteña de 5 millones de personas, que depongan las armas el miércoles si no quiere enfrentar un asalto final a Mekelle, una ciudad de medio millón de habitantes.
El líder opositor, Debretsion Gebremichael, negó que Mekelle esté rodeada y dijo que la amenaza del ultimátum es una tapadera para que las fuerzas gubernamentales se reagrupen, después de lo que describió como derrotas en tres frentes.
Las afirmaciones de todas las partes son difíciles de verificar porque las comunicaciones por teléfono y por Internet han sido interrumpidas.
Cientos -y posiblemente miles- de personas ya han muerto en combates y ataques aéreos que estallaron el 4 de noviembre pasado, provocando la huida de unos 40 mil refugiados al vecino Sudán.
AR