Los niños con autismo han tenido que enfrentarse a nuevos retos en su educación debido a la nueva normalidad que ha causado la pandemia del Covid-19.
En entrevista para 24 HORAS, el doctor David Ortega, neuropsicólogo de la UNAM y fundador de Neuropsia Clínica junto a la terapeuta Liliana Acosta, alertaron sobre los problemas que enfrentan estos niños debido al confinamiento.
Como parte del proyecto maestras sombras, que se encargan de incluir al niño con autismo para que aprenda y regule ciertas conductas, los especialistas tuvieron que adaptar los programas educativos que la SEP realizó tras el regreso a clases con Aprende en Casa II.
“Si es difícil para ellos prestar atención frente a frente, frente a una computadora es mucho más difícil.
Tuvimos que suspender la intervención, dos meses, ya que no la podíamos dar en línea”, declaró la terapeuta.
Quienes han realizado la intervención observan cambios en los niños, principalmente, en su estado de ánimo, aprendizaje, comportamiento y en su rutina diaria.
“Ha provocado que ocasionalmente tengan más rabietas, que estén más irritables, que sean menos tolerables a la frustración, así como sus horarios y patrones de sueño y alimentación”, reveló el neuropsicólogo.
Ortega reveló que el confinamiento ha causado que los niños con autismo pierdan su disposición para socializar y ha sido complicado integrarlos nuevamente a sus terapias presenciales.
“Ellos ya no tienen la misma disposición. Al estar todo el tiempo en casa, cuando buscamos que regresen a interactuar o regresen a la terapia, su comportamiento es un poco más difícil de integrar”, dijo.
Además, el neuropsicólogo agregó que los pequeños tienen menor tolerancia respecto a la ansiedad y en algunos casos han retrocedido en su aprendizaje.
Los especialistas también han ajustado sus intervenciones, los programas que antes se realizaban en la escuela, ahora son en línea o en casa.
“La contingencia nos obligó a tener intervenciones en línea, entonces, pues había que modificar el material que se utilizaba, incluso algunas terapeutas crearon presentaciones interactivas”, agregó Ortega.
El realizar un reporte diario, de las estrategias que se aplican, ayudó a atacar uno de los problemas de aprendizaje en el niño.
“En el reporte nosotros nos damos cuenta que los papás nos dicen “sí estamos aplicando las estrategias”, pero cuando llega uno a la casa de los pequeños, nos damos cuenta de que no está funcionando al 100% nuestras indicaciones.
“Esto nos dio esa línea de meternos más a las casas de los pequeños para trabajar con ellos desde la raíz, que es la familia”, concluyó la terapeuta.
El autismo, un trastorno atípico del neurodesarrollo que se detecta a partir de los tres años, es una condición que dura para toda la vida, con características variables como la falta de lenguaje, problemas de conducta y resistencia a la interacción con otras personas e intereses restringidos.
LEG