El 31 de enero de 2020, el Reino Unido salió de la Unión Europea (UE) tras 47 años de integración en distintos formatos. Ese día también inició el plazo de 11 meses -con fecha límite del 31 de diciembre próximo-, para pactar un nuevo acuerdo bilateral en materia comercial, aduanera y migratoria.
Actualmente y hasta la fecha límite, el Reino Unido continuará bajo las reglas comerciales de la UE y será parte del mercado único europeo, que incluye a los 27 estados de la Unión y a cinco estados no miembros.
Pero de no lograr un acuerdo para el último día del año, la relación entre el Reino Unido y la UE pasaría a estar regida por las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Según diversos analistas, esto se traduciría en nuevos aranceles y, por ende, en precios más altos para los consumidores.
El 10 de diciembre ambos equipos negociadores acordaron informalmente que, para el domingo 13 debían pactar un acuerdo; de lo contrario, el Reino Unido saldría bajo un Brexit “duro” el día 31. Pero el acuerdo no llegó y se reabrieron las negociaciones horas más tarde.
Los puntos de fricción han sido la pesca, las reglas de competencia y el arbitraje sobre su potencial nuevo acuerdo. La pesca representa menos del 0.1% del Producto Interno Bruto británico (2018). No obstante, el primer ministro Boris Johnson lo ha manejado como un tema de soberanía sobre sus aguas territoriales, por lo que está simbólicamente vinculado al Brexit.
Por otro lado, el establecimiento de las reglas de competencia no avanza porque, según medios como France24 y la BBC, la UE quiere que el Reino Unido no pueda subsidiar a ciertas industrias -ya que la nación podría ofrecer mejores incentivos a empresas, afectando la competitividad de la UE-, o ignorar criterios ambientales. Por su parte, los británicos argumentan que salieron del bloque precisamente para evitar esas condiciones.
Con respecto al arbitraje de la relación, el obstáculo es el diseño de un sistema de resolución de inconsistencias laborales, ambientales o de otro tipo. El negociador principal de la UE, Michel Barnier, dijo este lunes que de haber “divergencias sistémicas que distorsionen el comercio y la inversión” bajo un nuevo acuerdo, un órgano debería resolver dichas controversias.
Ayer martes, según la BBC, Johnson comunicó a su gabinete que él desea llegar a un acuerdo, pero no “a cualquier precio”. El premier también aclaró a su equipo que es “más probable” que las negociaciones terminen sin un acuerdo, por lo que les pidió estar listos para dicho escenario.
Asegura México comercio sin interrupciones con RU
México y del Reino Unido firmaron ayer el Acuerdo de Continuidad Comercial a través de la secretaria de Economía, Graciela Márquez; y la secretaria de Estado para el Comercio Internacional del Reino Unido, Elizabeth Truss.
El pacto prevé la continuidad en el comercio entre ambas naciones al término de este año, y es de naturaleza transitoria, pues también acuerdan iniciar en 2021 las negociaciones de un nuevo acuerdo de libre comercio.
El documento mantendrá el acceso preferencial al comercio binacional una vez que concluya el período de Transición de Reino Unido con la Unión Europea el 31 de diciembre de 2020, cuando el Acuerdo Global México-Unión Europea dejará de aplicar al Reino Unido. Ambas partes buscarán que el Acuerdo entre en vigor el 1 de enero de 2021, sujeto a los procedimientos parlamentarios y las aprobaciones legislativas.
También se busca dar certidumbre a las empresas mexicanas y británicas que comercian bienes y servicios, quienes conforman una relación comercial bilateral que asciende a más de 5 mil millones de dólares anuales. Otorgará cobertura crucial a los sectores automotriz, farmacéutico, textil, agrícola, alimentario y de bebidas, y otras industrias manufactureras.
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