La pandemia nos ha recordado lo propensos que somos al pensamiento mágico. Digo, está el chiste de los detentes, que no sé si es tan chiste; o lo de las nano partículas de cítricos; o el delirio de que el coronavirus no existe: que es una estrategia de Bill Gates, que quiere, so pretexto de la vacuna, inocularnos nanotecnología. Y está la idea de que el Cruz Azul solo podría ganar el campeonato de liga, luego de más de dos décadas, en un año tan surrealista. Pues lejos de ello…

A la hora de teclear estas líneas, Carlos Hermosillo, figura central de la historia del equipo, acababa de mentar madres, con razón, porque la Máquina había decidido irse a jugar la Liga de Campeones de Concacaf con Luis Armando González como entrenador. ¿Quién es Luis Armando González? Exacto: Nadie sabe. Que llegó por compadrazgo, dice Hermosillo. ¿Será? De entrada, sus palabras, que el equipo no está obligado a ganar ese torneo, no son que digamos de una ambición desmedida: o sea, es Concacaf. Con-Ca-caf.

¿Cómo llegamos a esto? Bueno, no hay magia involucrada. Antes, tuvo que renunciar el técnico que nos llevó a perder bochornosamente la eliminatoria con Pumas, Siboldi. ¿Por qué renunció? Porque Víctor Manuel Vázquez Rangel, “presidente del Comité de Vigilancia de la Cooperativa”, o sea el jefe, hizo declaraciones que incluían expresiones como “mediocridad” o “peor derrota de la historia”. Pero en realidad hay que viajar más en el tiempo. Si Rangel toma ahora las decisiones es porque la directiva que llevó al equipo en estas dos décadas y cacho de fracasos tiene varios meses entre escándalos legales. Ahí está esa orden de aprehensión de la FGR contra Guillermo Álvarez, Víctor Garcés y no sé cuántos directivos más de la cementera. No por cositas menores: “Operaciones irregulares” por 422 millones de dólares. Aunque el tiroteo legal fue externo pero también interno: Alfredo Álvarez ofreció evidencias contra su hermano Guillermo, presidente, mientras que, antes, Garcés, segundo de abordo, intentó demandar también a “Billy”.

Con ese ambientito, estarán de acuerdo, puedes trasplantar al Barça de Guardiola a nuestra liga y vestirlo de azul, que acabará por perder la final con un remate de cabeza del portero rival.

¿Qué hacer? Nada. No se cambia de equipo: Estamos condenados a irle al Cruz Azul. El consuelo es que la pandemia, con las vacunas en manos de nuestro Gobierno, puede durar 15 años más. En una de esas acabamos por celebrar la victoria de la Máquina. Con un Zoom, por supuesto.

 

                                                                                                              @juliopatan09