“No he parado de trabajar, siento que ya hasta olvidé cuándo fue la última vez que dormí tranquilamente; las personas salen a la calle sin imaginarse que también nos afectan a nosotros, los doctores y enfermeras”, dijo Aurora.
Ella es enfermera en un hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en el municipio de Ecatepec, Estado de México.
En entrevista con este diario, comentó que sus jornadas son de 72 horas, sin descanso, pues su trabajo se intensifico al doble o hasta triple.
“Nosotros somos personas como cualquiera, tenemos familia y también quisiéramos quedarnos en casa, pero por la imprudencia de algunos, nosotros estamos pagando las consecuencias.
“Es nuestra misión, pero también ya llegamos a un punto en donde el estrés y agotamiento pasa factura a nuestro cuerpo, he visto como algunos compañeros han perdido la vida por querer ayudar a otros y a cambio solo recibimos malos tratos de sus familiares y nos acusan de matarlos”, contó la mujer.
En ese sentido, comentó que los enfermos llegan al hospital en una situación muy delicada, y pese a ello “damos todo nuestro esfuerzo para que se salven”.
Aurora contó que desde finales de marzo no ha pisado su casa, donde también habita su madre, quien es hipertensa “y la pondría en riesgo”.
Por ello, junto con dos compañeras que tampoco quieren arriesgar a sus familias, se organizaron para rentar un departamento cerca del hospital donde laboran. “Si las personas fueran más conscientes y responsables se cuidarían”.
LEG