La campaña de vacunación contra el coronavirus en Alemania se retrasó en varias ciudades el domingo después de que los indicadores de temperatura mostraran que cerca de 1.000 de las vacunas hechas por BioNTech y Pfizer podrían no haberse mantenido lo suficientemente frías durante el tránsito.
“Al leer los registradores de temperatura que estaban ubicados en las neveras, surgieron dudas sobre el cumplimiento de los requisitos de la cadena de frío”, dijo el distrito de Lichtenfels en el norte del estado más grande de Alemania, Baviera, en un comunicado.
El personal médico comprobó que la temperatura en una de las neveras de transporte de vacunas había subido a 15 grados centígrados, según dijo un portavoz de Lichtenfels, por encima del máximo de 8 grados centígrados estipulado por los fabricantes.
BioNTech no estaba disponible de forma inmediata para hacer comentarios. Pfizer remitió a Reuters a su socio alemán para que comentara la situación.
La vacuna, que utiliza la nueva tecnología de ARNm, debe ser almacenada a temperaturas ultrabajas de unos -70 grados centígrados antes de ser enviada a los centros de distribución en neveras especialmente diseñadas y llenas de hielo seco.
Una vez fuera del almacenamiento a temperatura ultrabaja, la vacuna debe mantenerse a 2ºC a 8ºC para que siga siendo efectiva hasta cinco días. Las neveras diseñadas por Pfizer están equipadas con localizadores GPS para que las empresas puedan hacer frente a posibles problemas de almacenamiento en el camino.
El portavoz de Lichtenfels dijo que 1.000 dosis se han visto afectadas por el problema de la temperatura y que la ciudad y los distritos de Coburg, Kronach, Kulmbach, Hof, Bayreuth y Wunsiedel en el norte de Baviera estaban a la espera de la opinión de BioNTech sobre si la vacuna podría seguir siendo utilizada.
“La vacunación contra el coronavirus no se trata de quién vacuna más rápido o quién hace más dosis. La seguridad y el trabajo concienzudo en beneficio de la población tienen la mayor prioridad”, dijo Oliver Baer, administrador del distrito de Hof.
La Unión Europea lanzó el domingo una campaña de vacunación masiva contra el COVID-19 que supuso que pensionistas y médicos hicieron filas para recibir las primeras inyecciones, con el objetivo de contener una pandemia que ha paralizado las economías y se ha cobrado más de 1,7 millones de vidas en todo el mundo.
Los retrasos en Alemania ponen de manifiesto el desafío logístico que supone el suministro de la vacuna mientras los organismos reguladores revisan para su aprobación otros compuestos, entre ellos los fabricados por Moderna y AstraZeneca, que son más fáciles de transportar y almacenar.
El despliegue de la vacuna de Pfizer en Estados Unidos ha sido lento, poniendo en duda el objetivo del Gobierno de 20 millones de vacunas durante este mes. Para llevarlo a cabo, los hospitales han estado preparándose de cara al uso de las vacunas congeladas, buscando personal para dirigir las clínicas y asegurando un distanciamiento social adecuado.
En Alemania, problemas similares de temperatura también retrasaron el comienzo de la campaña de vacunación en los distritos bávaros del sur de Augsburgo y Dillingen, donde el personal obtuvo finalmente la autorización de BioNTech para utilizar las vacunas.
La campaña de vacunación de Alemania comenzó oficialmente el domingo con la inoculación de los residentes de las residencias de ancianos. El Gobierno federal planea distribuir más de 1,3 millones de dosis a las autoridades sanitarias locales antes de que acabe este año y unas 700.000 por semana desde enero.