En el gremio minero y en todo el país se propaga la fama de bribón, tranza y explotador de la clase obrera. Nadie lo quiere cerca, por más que quiere ocultar su nueva forma de operar, y es evidente su vínculo con el crimen organizado para tomar empresas y amagar personas, así me lo comentaron trabajadores que tienen temor a perder su empleo.
Napoleón Gómez Urrutia, que regularmente hace gala de sus lujosos y costosos viajes, a costa del sindicato que dice encabezar, este fin de año estuvo rondando por algunas zonas agrícolas de México, con la intención, según afirman, de formar secciones sindicales ahora en el campo.
Sin embargo, la respuesta de los trabajadores de este sector es contundente, ese personaje aseguran, está vetado y no permitirán que merodee sus tierras para crear grupos de choque o sindicatos a modo.
“En el campo, hay una buena relación entre patrones y campesinos y no necesitamos que nos vengan a organizar huelgas y tampoco queremos perder nuestras cosechas por el capricho y avaricia de un señor que ni mexicano es, que es más bien canadiense”, escuché a Pedro, campesino del Norte del país.
Los trabajadores lo tienen claro, México necesita estar unido.
Los empresarios del campo saben que Napito debe 55 millones de dólares a los mineros y que no piensa regresarlos, no titubea al organizar huelgas eternas y que secuestra y extorsiona empresas a cambio de millones de dólares.
A su regreso a México de la mano de Morena, Napo creó una Confederación para tener sindicatos al por mayor, poder negociar con más empresas y simular un gran apoyo del gremio sindical. Pero se trata de sindicatos sin ni un trabajador registrado y de casi 20 organizaciones con tres o cuatro afiliados, ¡una total farsa!
El campo mexicano es líder mundial en producción de aguacates y jitomates, entre otros productos. Pero, ¿se imaginan qué podría pasar si este sector fuera secuestrado por el crimen organizado, por las huelgas y paros injustificados, qué pasará si Napoleón Gómez Urrutia, logrará inmiscuirse en éste? ¡Ojo aquí! Porque los focos rojos empiezan a encenderse.
Por cierto que 2021 inició mal para los mineros de Múzquiz, en Coahuila, que fueron liquidados porque la empresa Fluorita de México cerró; lo peor es que los trabajadores de esta sección, pertenecientes al Sindicato Minero de Napito, se inconformaron y dijeron a Gómez Urrutia que deje de lado sus intereses para que primero negocie los finiquitos y luego el Contrato Colectivo de Trabajo y no al revés.
Esperamos que en 2021 no haya más cierres de empresas, haya más empleos, se incentive el crecimiento, competitividad y productividad que necesita nuestro país.
Que haya más compromiso y menos amiguismo. A propósito, ¿alguien sabe qué ha hecho el Presidente con respecto a la mina de Cosalá, en Sinaloa?
@CarlosPavonC